En Sueño Profético explicaban la forma que tenía de comportarse el que mucho había pecado y no quería seguir pecando. Decían:
El que mucho ha pecado y ya no quiera pecar más, verás a la persona, pero verás es otra su actuación; verás imagen de la que conociste y actuación de otra persona. De no ser así, no tiene arrepentimiento y, por consiguiente, no tiene el Perdón. Si el pecado fue por desprecio y abandono al Prójimo, tienes que verle Amor al Prójimo y que participe del sufrimiento del necesitado; no tener este cambio es no tener arrepentimiento. Si tu pecado fue por falta de recato y fuiste escandalizando al inocente, tienes que rectificar con el decoro. Si fuiste casado y viviste el adulterio, serás ejemplo de tu comportamiento para cuantos te vieron tus grandes pecados. Si practicaste el amancebamiento y tu arrepentimiento te viene, tienes que cuidar no dar escándalo con tus bienes, ya que puedes hacer que otros pequen con estas palabras: “¡después de tanto pecado, Dios lo premia...!”; pueden hacer pecar porque aquí no existe arrepentimiento. El que vive vida de amancebamiento y a Dios pide el Perdón, es humilde y desprecia el ser presuntuoso. Dios, cuando perdona, no da premios materiales. Dios, con el Perdón ya te premia, Premio que tú tienes que saber administrar. Amor, caridad, humildad, y ya solo viene el recato.
Desperté, oí:
Si te sientes perdonado, empieza haciendo lo que a Dios agrada.
El que mucho pecó y se siente perdonado, no hace lo que hace el que nunca tuvo pecados graves.
El que hizo muchos pecados, da Escándalo con hacer lo que haga otro que nunca quiso a Dios ofender.
Hay quien confunde el arrepentimiento con estar tentado.
En el arrepentido, raras veces no ves a Dios.
Ves a Dios porque se deja ver en el Perdón.
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Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 194-195-196
Juzgar al prójimo es una temeridad porque por mucho que haya pecado,su arrepentimiento lo puede convertir en maestro de quien se creía libre del mal.
ResponderEliminarCuando el que ha pecado llora el haber hecho sufrir a Dios, odia con tanta fuerza lo que le llevó a hacer el pecado, que en su vida sólo tendrá un objetivo: combatir aquello que le retiró de Dios.
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