En Sueño Profético decían:
La duda y la desconfianza en Dios pueden traerte muchos sufrimientos.
Dijo uno:
Yo era sembrador y nunca labré la tierra, ni la sembré con dudas de la que la tierra con mala cosecha respondiera. Siempre sembraba cantando, con las mismas letras nombrando a Dios, por ser la misma tierra. Ésta era la oración que yo convertí en canto:
Sembrador, siembra con Fe,
que la Fe es el abono
que al trigo hace nacer.
¿Quién querrá mejor que tú
que el agua llegue a su tiempo?
¿Quién querrá mejor que tú
que un grano llene el granero?
Pero puede que por llenar
el granero este año,
haya muchos sufrimientos.
Yo canto y retiró el canto.
Y espero con alegría cosecha
donde no tengo grano sembrado.
Que son mis hijos,
que yo siempre los vea a tu lado.
Desperté, oí:
Este hombre hacía la siembra
y no sufría pensando:
“¿será mala la cosecha?”.
Siempre lo veías cantando,
y como el canto paraba,
porque su voz era buena,
él la letra la ponía
cada día a su manera.
Quiero cosecha en el niño,
para que cuando llegue a hombre
tenga alegría su espíritu.
Mujer, no pierdas la Fe
y que el pedir sea contento.
Porque al pedir de las madres,
la Virgen le manda premio.
Era un sembrador de Dios
conocido por el pueblo.
Decía: “Si el año para mí ha sido malo,
para otros será bueno”.
“Yo quiero estar siempre con Dios,
sembrando y mirando al Cielo”.
***
Libro 29 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo IV - C5
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