En Sueño Profético decían:
El hombre tiene el silencio,
y la Gloria el campanario
que repica la Verdad
donde Dios pone su Mando.
Este repique da Glorias,
entristece y da rechinar de dientes
a los que no son de Dios
aunque practiquen engaño.
Porque si eres de Dios,
el sentir te va llevando
al sitio que dice Dios.
«Yo nunca dije silencio al Mando que mi Padre dio. Mi Padre dijo en Mí: ‘Y vendrá mi Espíritu’».
Si esto es Evangelio, ¿cómo el hombre no acude y sí da desprecio?
Dijo uno:
El hombre pone el creer, el tiempo y el dinero, en el pecado. Escandaliza lo que va en contra de Dios, y quiere tener en sepultura lo que Dios le dice día a día a un espíritu para que vaya recordando la Existencia de Dios, que la cultura quiere ir negando.
Si la cultura hiciera un stop en lo que es la Tierra y lo que es el Cielo, despreciaría a la cultura con gran arrepentimiento, por el desprecio tan grande que le tuvo a este “Diciendo”.
Desperté, oí:
Decían en la Gloria, en el arrobo, –porque estas Palabras salen de la Gloria–, que todo el que conozca un Lugar donde Dios se manifieste, y no acuda, su muerte será de tristeza.
De tristeza y miedo.
De rechinar de dientes de espíritus que mueren condenados y saben que la Palabra de Dios siempre estará en el Campanario Eterno.
Al que no pueden llegar manos.
¿De qué les sirve a los hombres el leer los Evangelios y no acudir donde el mismo que los dijo los sigue diciendo?
No se ha hablado de la alegría que siente el que vive Esto creyendo.
Pon en la cultura a Dios, que es lo primero que Él puso en la Creación.
Por ser Dueño de todo lo que nace y creó.
Esto sale de la alegría de todo el que ama a Dios.
Que sabe que hay otro Mundo, con el nombre de Gloria, Reino de Dios.
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Libro 27 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo II - C4
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