martes, 3 de diciembre de 2024

Esto es Palabra y Consejo de Dios

En Sueño Profético decían espíritus de la Gloria estas palabras:

Es para pensar que este Elegido es el único al que Dios le arroba su espíritu, todas las noches, durante tantos años y le da Mando para que escriba y publique en Libros todos los Mensajes, que ya hay publicados 72 Libros y muchos más que hay para publicar. Pues, los que conocen Esto, dicho por Dios, deberían pensar que todo lo que dijera el Elegido es Palabra de Dios, dicha con una fuerza que se ve que no está dicha en la Tierra.

Aquí tiene que llegar el día que Dios retire sus consejos de aquel que no haga el mando del Elegido. Que los consejos se los darán otros, pero no recibirán el Mando que da Dios, porque no piensan: “Esto es Palabra y Consejo de Dios”. Y no hacer el Mando de Dios es coger otro camino que, con engaño, los retiran de esta Grandeza, que todo es Mando de Dios en su Gloria. Y por ser Mando no lo cogen y al Elegido le quitan el poder que Dios le da, que se lo quitan para que no cunda el Mando que Dios da. Que este Mando es para que todo lo que le dé sufrir al Elegido lo cambie para bien de todos. Y en este cambio ves que a lo que diga el Elegido tienen que decir:

          – Yo hago lo que me diga el Elegido. Si no lo hago todo me vendrá mal y con sufrimientos.

 

Desperté, oí:

 

Han dictado poco en comparación con lo que hablaban en la Gloria.

El sueño no me llegaba y pensaba en los que están aquí unidos, y con este pensar me llegaban las alegrías que todos los días me dan.

Se vio a la carne que Dios me unió en su despacho, con cuerpo, y dijo:

          – Ana, te voy a decir las palabras que dicen en mí los espíritus de la Gloria: “Ana cuídate, cuídate, que tu cuerpo lo necesita el espíritu”.

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Libro 69 - Dios No Quiere, Permite - Tomo VIII

domingo, 1 de diciembre de 2024

Aprenderá más el que crea quién soy

En Sueño Profético decían:

Dijo un día Dios Hombre a la orilla de un río –cuando iba a un pueblo donde Lo esperaban los que Lo amaban ya sin conocerlo, los que tenían curiosidad por oírlo y los que creían, al oírlo, derrotarlo–, delante de los Discípulos y un grupo de hombres que Lo seguíamos:

No aprenderá más de Mí el que antes Me haya conocido, que el que después Me conozca. Aprenderá más el que crea quién soy, el que Me ame y el que reciba mis Palabras dándole preferencia a las suyas. El que Me diga Maestro sabiendo que en Mí habita el Padre, éste aprende, porque Me tiene por quien soy: Dios del Cielo enseñando al hombre en la Tierra. Habrá quien Me conozca breve tiempo, porque Me tenga que ir al Padre, y éste, luego sea profesor del que Yo quise que lo fuera. Verán, luego, después de ya no verme a Mí, llorar más a los que antes me conocieron, que a los últimos que siempre conmigo los veían, porque Yo de éstos no me alejo. Me verán y tocarán mi Cuerpo, y verán que Me enterraron, los que Me dieron entierro. Pero luego, los que Me enterraron y los que después Vivo Me vieron, serán los que darán testimonio de que Yo era Dios del Cielo”.

Todo esto, lo dejaron de saber, los primeros.      

 

Desperté, oí:

 

¡Qué Enseñanza da Dios a la orilla del río, para los últimos que Lo siguieron y los primeros que de Él se apartaron!

¡Cómo te hace pensar en el misterio de su Amor y en la falsedad del hombre!

El misterio de ser Dios

y de no obligar al hombre.

Y la falsedad sin miedo,

despreciando su Amistad.

Que luego irían buscando

a los que no Lo dejaron

porque vivían su amar.

Éstos, por fuerza sabían

ya de Dios para enseñar.

Porque Dios da la Enseñanza

al que quiere su Amistad.

Que en amando, ya los junta,

los primeros con los últimos.

Y ya van viviendo en Tierra

como en Gloria Celestial.

Dios no tenía diferencia

para el que Lo amaba igual.

Pero Dios manda su Mando

donde Él quiere mandar.

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Libro 13 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo II - C7