En Sueño Profético hablaban de la actuación del que Dios manda que hable de su Gloria, diciendo: “Dios me manda”.
Si esto lo pensara el hombre, la verdad lo justificaba.
Decían:
¿Quién se atrevería a decir, ahí en la Tierra, de un rey o un dictador: “él me manda, y aquí traigo sus escritos”?, y que no provocaban guerra, que sería ponerlos de humildes, y hacerlo público en naciones, donde hay mandos distintos.
Pues, ¿cómo Dios, no siendo verdad, va a dejar que digan: “Dios lleva mi espíritu a su Gloria, y me da Mando para que sea publicado todo lo que Él manda que sea escrito al dictado”?
Si esto no fuera verdad, no habría mayor fracaso que buscar el “no” a esta Verdad.
Se puede hablar de Dios sin que te llegue descanso, y llevar el Evangelio en tu vida practicando. Pero, ¿cómo hacer un Escrito al empezar el día, diciendo: “Dios me lo ha dictado, aquí están sus Palabras”?
Esto, por bueno que seas y a Dios quieras, no puedes inventarlo.
Desperté, oí:
Que las fuerzas no te falten
en presentar estos Escritos
al que más crea que sabe.
Fuerzas, por respeto
al que tú sabes que sabe,
pero no sabe del Cielo.
Puede saber de libros,
pero no de Dios, Instrumento.
Las fuerzas que Dios te manda
nunca pueden respetar
el silencio que el hombre manda.
***
Libro 21 - Te Habla El Profeta - Tomo III - C7
No hay comentarios:
Publicar un comentario