En Sueño Profético decían:
Hay tres formas de decir a Dios: “Señor, yo te quiero”. Se demuestra: deseando, buscando y adorando. Cuando así lo demuestras, ya obedeces y reverencias. A todo esto te lleva el Amor. A Dios no puedes decirle que amas, si no buscas. A Dios no puedes decirle que obedeces, cuando no cumples sus Palabras; y no puedes pedirle su Reino, porque Allí tienes que vivir Gloria, y Gloria es vivir sus Palabras.
Dijo la Voz de Dios en un espíritu de su Gloria:
Cuando a Dios Lo vieron los hombres de Hombre, esto se cundió, y el que sentía Amor Divino, Lo buscaba. Cuando Lo veía y oía, ya iba cundiendo su Presencia y sus Palabras, ya iba hablando del Maestro, como el hombre Le decía.
Dijo otro:
También Le decían el Hijo del Hombre. A veces se oía: Rabino. Mesías se oía menos; El Salvador de los Hombres, esto mucho. Pero su Firma era Maestro.
María, a la que conocían como Madre, era a la que le oían decirle: Jesús. Este Jesús se oía a veces con gozo, a veces con pena, según su pensar, y según las palabras oídas en boca del que no Lo quería. Pues a Este que era Dios, el que más Lo buscaba, más Lo quería.
Desperté, oí:
No hace falta pensar mucho,
que si no buscas no quieres.
No se puede dar razón,
donde la razón no lleven.
Si pones comparaciones,
verás que todo se busca,
porque tú aquello quieres.
Si no buscas, no deseas,
cuando sea este buscar
para todo aquel que quiera.
Que quiera, de querer ir,
y que Quiera porque quiera.
Con este último querer,
no hay hombre que se detenga.
Y cuando llegue al Querer,
entonces da reverencia.
No puedes decir, yo Quiero,
sin querer ir a este Quiero.
Pues el Maestro sabía,
que el “Querer”, a Él Lo seguía.
Aprende estas tres formas,
y encabeza con el “Quiero”.
Porque no puedes querer
el “Querer”, sin el queriendo.
***
Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas con el Padre Eterno - Tomo II - C5
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