En Sueño Profético decía Dios Hijo:
“El que ahí no esté contigo, no estará después Aquí conmigo. Al que Yo le doy mis Palabras, ya es por Mí amado. Y el que las oye, Me oye a Mí. Si no las obedecen y no respetan el Lugar, van en mi contra, y mi Padre les cierra el Reino de los Cielos. Yo mando mis Palabras con los que ahí les dicen muertos. Mi Padre Me presentó a Mí, y Yo presentó al Instrumento, que ya tiene que ser respetado por llevar Gloria a ese suelo”.
Dijo uno:
Fue continuar Dios Hijo sus Palabras, y continuaron, varias veces, muchas voces: “Estas Palabras son alabanzas a Dios: el decir sí a sus Palabras”.
Dijo el mismo:
Dios, con su Voz y su Eco, Él hablaba sin mandar ningún espíritu. Los espíritus, mientras, son custodios de sus Palabras, son espíritus que se alimentan con Esencia Divina, son espíritus que esperan la orden del Creador.
Desperté, oí:
Dios Tres en Dios Uno,
ha sido esta noche en Gloria,
todo lo que Aquí se ha dictado.
Dios que da Eco a su Mando
sin decir “Dios me lo ha dicho”.
Dios Padre que ha dado su Voz
a Dios Hombre, que fue Hijo.
Este arrobo se termina
con espíritus que esperan
la orden del Creador.
No hay mayor Gloria a este Cielo,
que Obediencia con Amor.
Pues si falta la Obediencia,
estás viviendo sin Dios.
Es más fuerte la Obediencia,
que estar siempre en oración.
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Libro 13 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo II - Preámbulo
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