En Sueño Profético decían estas palabras:
Si el que está al lado de este Elegido pensara los sufrimientos que le llegan al Elegido más vería que Esto de la Tierra no es. En la Tierra buscan alegrías con dinero y con trabajo, y las alegrías del Cielo son con Mando de Dios. Que algunos intentan quitarlas y poner sufrimientos, que esto no está oculto por el daño tan grande que han hecho y siguen haciendo.
Si aquí dijeran: “Yo ya siento este Mando, que no es para negarlo, que es para aceptarlo”, formarían un grande escándalo por sitios cercanos y lejanos sin poder poner silencio.
En el Camino del Cielo para llegar a la Gloria tienes que decir:
- Señor, dame Luz que yo quiero hacer lo que Tú le mandes al Elegido para no perder la Gloria.
Estas palabras eran repetidas saliendo del sufrir que este Elegido tenía. Que este sufrir le llega cuando las palabras que dice no las aceptan, y no puede obligar porque Dios no obliga, Dios permite. Como Dios Padre a Él la muerte le permitió y después vieron su Resurrección. Pues piensa que esto es Mando de Dios Hijo.
Desperté, oí:
Oculta los sufrimientos y que las alegrías, cada día, sean más publicadas nombrando a Dios Hijo, a Dios Padre y también a la Madre Virgen del Hijo de Dios.
Estando escribiendo las palabras que Dios decía me dolía un poco el brazo, y dijo una voz: “No escribas todo lo que oyes, que estas palabras cuando estés en el cuerpo Dios te las pone en el pensamiento”.
Los que están aquí unidos ya te darán alegrías.
Todos los que están juntos en larga distancia están pensando para traer lo que no se esperaba.
La carne que Dios me unió estaba en su despacho como cuando copiaba los Mensajes. Tenía una voz triste y dijo:
- Ana cuídate, cuídate, que tu cuerpo le hace falta a tu espíritu.
***
Libro 67 - Meditaciones y Palabras Directas con el Padre Eterno - Tomo VII
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lunes, 15 de diciembre de 2014
viernes, 18 de junio de 2010
Espíritu transparente - Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 18-19
En Sueño Profético decían:
El que Dios coge de Lugar para Comunicarse al hombre, éste no ha podido antes haber pecado; si ha pecado, ha sido para el hombre, pero no para Dios. Dios ha visto lo que el hombre no ve, que es el espíritu y pensamiento, Espíritu suyo y pensamiento de no ofender a Él. Dios, al gran pecador perdona y le da su Amor, pero cogerlo de vivienda, no. Antes que este espíritu haya llegado a la materia, ya sabe Dios que va a ser para su Servicio. Este espíritu tiene que ser transparente haciendo algo en lo material pero sin manchar este espíritu, falta que el hombre pone, y Dios quita.
Desperté, oí:
El que Dios coge de Portavoz, lo acercó más a Dios el creer que pecó.
Este sufrió por el que pecó, y quitó de que otros pecaran.
El que ama mucho, no sabe pecar.
Y el que mucho peca, no sabe amar.
El espíritu que ama mucho, no deja sitio para el pecado.
Y al espíritu que está en pecado, Dios no llega.
Dios admite al pecador, pero que éste se presente ya sin pecado.
El pecado es el desprecio al Amor de Dios.
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