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miércoles, 21 de octubre de 2020

Las Leyes de Dios

 En Sueño Profético decían:

Si amas a Dios, tú no practicas las leyes que pone el hombre quitando las Leyes de Dios.

Si a tu materia obligan, tu espíritu está con las Leyes de Dios, tu espíritu le manda al pensamiento, y la ley del hombre anulada quedó.

Dijo uno:

Si el hombre pusiera como primera ley los Mandamientos de Dios, no podría vivir otras leyes, y en él acamparía el Amor de Dios, que tanta falta le hace al hombre para enterrar la violencia, el crimen y no destrozar la carne con el hacha del pecado.

El hombre, sin estas Leyes, irá el crimen aumentando. Que estas Leyes son barrera de lo bueno y de lo malo.

Dios hace al hombre con la Ley de que a Él, lo primero, hay que amarlo. Al que acepte esta Ley, las del hombre le estarán sobrando.

¿Quién puede decir: “yo amo a Dios y le reformo su Mando”? ¿Quién puede decir: “Señor, tus Leyes eran leyes de fracaso, porque querías que vivieran, en un cuerpo, los dos brazos; y que al árbol le dejaran el fruto que había dado, hasta que llegara su tiempo”?

Esto es Mando de Dios, y el hombre no lo ve bien hecho.

Desperté, oí:

Los Mandamientos de Dios

fueron escritos en piedra,

para que el hombre viviera

Ley segura de Dios.

Todo lo que Dios dijo,

lo dice hoy

y lo dirá sin reforma.

El destrozo no es de Dios,

en nada que el hombre rompa

que con su Nombre se unió.

Si Dios uniera y rompiera,

dejaría al hombre de “dios”.

Dios rompe lo que Él ha unido,

cuando la muerte mandó.

Manda muerte y Libertad,

que puedes aceptar muerte

y despreciar Libertad.

Lo que no puedes es romper

lo que dos en uno está.

Esta rotura está en contra

del que la vida te da.

***

Libro 18 - Dios No Quiere, Permite - Tomo III - C8

lunes, 16 de octubre de 2017

Romper las Leyes de Dios, no hay pecado que lo supere

En Sueño Profético hablaban de las Leyes de Dios y de las leyes del hombre:

Si cumples las de Dios, cómo llamar y pronunciar este Nombre.

Romper las Leyes de Dios, no hay pecado que lo supere.

No se ha conocido un caso que después de que el cuerpo esté hecho hombre o mujer, un pedazo de su cuerpo se lo arranque porque no lo vea bien, por feo o por molesto.

Unas piernas que estén sanas, pero que se vean torcidas, manden que se corten y pongan unas bonitas. O unos ojos feos o chicos, arrancarlos de su sitio y preferir estar ciego antes de tener esos ojos feos o chicos.

La boca que el cuerpo tiene, si la quieres grande o chica, agrandarla con terreno de la cara, si era chica; y si era boca grande, con unos puntos achicarla para que quede bonita.

Hay orejas que afean cara y cabeza, y que el hombre le pone risa. Ninguno intenta buscar a alguien que las recorte, que sepa de cirugía.

Ya se ha dicho algo del cuerpo. Ahora se va a nombrar al hijo:

¿Quién lo desprecia y lo cambia por otro niño más guapo, más sano o más quietecito? Y luego, cuando ya sea hombre, pidas a Dios que se muera porque no sientas nada por él y a ti beneficio no te deje.

Todo lo nombrado es tu carne: Creación de Dios.

Pues si la carne unida es Palabra de Dios, no puede el hombre romper esa carne, porque va en contra de la Ley de Dios.

Desperté, oí:

Ponían comparaciones con la carne unida, para muchas páginas llenar.

Y que el hombre no pudiera ni una palabra quitar.

La carne unida, romperla, es querer quitar aquello que Dios ya une, porque tú a Dios pides esta unión.

El que no la pida, no cree en Dios.

Va el Mensaje a que nadie corta un pedazo de su carne porque no le guste o porque se canse.

Cuando cortas un pedazo de tu cuerpo es porque tu vida puede acabarse.

Y esto sí es Palabra de Dios.

Él curó al paralítico. Y al leproso, la carne limpia dejó.


***

Libro 29 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo IV - C5