En Sueño Profético hablaban de las Leyes de Dios y de las leyes del hombre:
Si cumples las de Dios, cómo llamar y pronunciar este Nombre.
Romper las Leyes de Dios, no hay pecado que lo supere.
No se ha conocido un caso que después de que el cuerpo esté hecho hombre o mujer, un pedazo de su cuerpo se lo arranque porque no lo vea bien, por feo o por molesto.
Unas piernas que estén sanas, pero que se vean torcidas, manden que se corten y pongan unas bonitas. O unos ojos feos o chicos, arrancarlos de su sitio y preferir estar ciego antes de tener esos ojos feos o chicos.
La boca que el cuerpo tiene, si la quieres grande o chica, agrandarla con terreno de la cara, si era chica; y si era boca grande, con unos puntos achicarla para que quede bonita.
Hay orejas que afean cara y cabeza, y que el hombre le pone risa. Ninguno intenta buscar a alguien que las recorte, que sepa de cirugía.
Ya se ha dicho algo del cuerpo. Ahora se va a nombrar al hijo:
¿Quién lo desprecia y lo cambia por otro niño más guapo, más sano o más quietecito? Y luego, cuando ya sea hombre, pidas a Dios que se muera porque no sientas nada por él y a ti beneficio no te deje.
Todo lo nombrado es tu carne: Creación de Dios.
Pues si la carne unida es Palabra de Dios, no puede el hombre romper esa carne, porque va en contra de la Ley de Dios.
Desperté, oí:
Ponían comparaciones con la carne unida, para muchas páginas llenar.
Y que el hombre no pudiera ni una palabra quitar.
La carne unida, romperla, es querer quitar aquello que Dios ya une, porque tú a Dios pides esta unión.
El que no la pida, no cree en Dios.
Va el Mensaje a que nadie corta un pedazo de su carne porque no le guste o porque se canse.
Cuando cortas un pedazo de tu cuerpo es porque tu vida puede acabarse.
Y esto sí es Palabra de Dios.
Él curó al paralítico. Y al leproso, la carne limpia dejó.
***
Libro 29 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo IV - C5
No hay comentarios:
Publicar un comentario