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domingo, 20 de noviembre de 2022

El rico y el pobre Aquí pueden estar juntos

En Sueño Profético decían:

¡Qué mal lo van a pasar los que deberían buscar con exigencia estos Mensajes para publicarlos!

Estos que aquí se nombran, decían en la Gloria, cuando entierren su cuerpo, su espíritu quedará vivo. Pero, ¿qué disculpa pueden tener para decir “yo no quise saber nada?”.

Dijo un espíritu que sigue el Mensaje con Mando de Dios:

Los Representantes de Dios deben conocer la Palabra de Dios y su Mando, si es verdad o es inventado. Aquí ven verdad, pero falta tener un Amor grande si ven verdad y no se acercan. Que el Elegido está detrás de ellos para que de la Iglesia salgan estas Palabras.

Si el hombre pensara cómo podría cambiar el mundo si de Dios se hablara, –con justificantes para teólogos y directores académicos, como aquí tienen justificantes–, no podría dormir al pensar lo mal que el mundo, por falta de saber de Dios, está.

Desperté, oí:

Hablaban mucho de las guerras, del costo para matar que el hombre tenía. Y para mantener al hambriento, dinero no tenía, y éste moría de hambre.  

Esto podría tener, hace siglos, alguna disculpa. Pero hoy, con el adelanto y la cultura, el Perdón Dios lo retira.

Estos Mensajes harían pensar al rico y al pobre.

Porque el rico y el pobre Aquí pueden estar juntos, por no haber cuerpo, que es el traje que va diciendo “yo soy rico o yo soy pobre”.

Los que están aquí unidos, que busquen caminos para que pronto todo se publique.

Las pocas horas de sueño ponen más verdad a este Evangelio, antes dicho y hoy diciendo.

Si el que puede te echara una mano, el sufrimiento quedaría enano.

Que esto es lo que no quieren los espíritus malos.

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Libro 47 - Dios No Quiere, Permite - Tomo VI - C4

martes, 3 de julio de 2018

Ni por pobre ni por rico puedes perder la Gloria

En Sueño Profético decían:

¡Qué mal emplea el hombre la Libertad que Dios le deja! Que por esta Libertad muchos pierden la Gloria.

¡Qué mal responde el hombre a este Dios que es Amor y Misericordia!

Dijo uno:

Dios les deja Libertad en lo que se creen dueños de ello, que es el cuerpo. Dios deja aquí Libertad porque éste es el cuaderno que tú puedes presentar con el bien o el mal que hayas hecho.

Nadie puede decir: “Me quitaron la Gloria o me obligaron a querer Infierno”.

Esto no puede ser, por tener tu espíritu el poder de lo que haga tu cuerpo. Tiene poder y mando para mandarle al cuerpo, y nadie, por poderoso que sea, puede a tu espíritu mandarlo al Infierno. Matará tu carne, pero tu espíritu viene al Cielo. Que esto es lo que le falta al hombre culto querer comprenderlo.

Desperté, oí:

Ni por pobre ni por rico puedes perder la Gloria, por ser tú dueño de tu espíritu.

Ni por pobre ni por rico nadie puede llegar a tu espíritu.

El espíritu es Palabra que Dios manda a una carne para que muerta no nazca.

Luego, ya, esta Palabra se queda con la Libertad que Dios le deja para que viva el bien de Dios o el pecado de la Tierra.

Bien de Dios: palabra que dice y escrita deja, y siempre le está mandando al hombre su Presencia.

Coge la Libertad de Dios para hacer y enseñar a que a Dios Lo quieran, sin decir:

“¿Por qué, Señor, por qué el Amor al porqué desecha?”.

Al cuerpo lo obliga el hombre, si lo amarra, a que haga lo que Dios no quiera. Pero el espíritu, si es de Dios, con más fuerza a Dios llama y en la Gloria se presenta.

A tu espíritu, si es de Dios, la muerte jamás le llega, al contrario, tendrá más vida cuando el cuerpo muerto vean.


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Libro 30 - Investigaciones a la Verdad - Tomo IV - C1

domingo, 1 de abril de 2012

“DONDE HAY UN ENFERMO O POBRE, ALLÍ ESTOY YO”


En Sueño Profético decían:

Para saber si Dios habla, estudia primero el temple. Este temple es único, sin alteraciones. Este temple saca de sitio al espíritu contrario. Su trato es bullicioso y siempre contento; contento que va traspasando el obstáculo de la carne y humillando a ésta a que quede el espíritu de dueño y señor, dándose grandes transformaciones en el que sigue al Profeta.

El que a Dios se acercaba, de Dios se llevaba. A Dios desprecia el que no Lo necesita; no Lo necesita el que en lo material todo le sobra; y todo le sobra porque no conoce al Prójimo; y no conoce al Prójimo porque no conoce a Dios. Dios es Prójimo, y Prójimo es Dios. Hay quien busca a Dios sin ocuparse del Prójimo. Aquí se esconde Dios. Y sí se te aparece, cuando buscas al Prójimo sin acordarte de Dios. Este dogma tiene clausura. Él dejó a la Madre y se ocupó del Prójimo. Esto era la Voluntad del Padre. Por eso dicho está: “Donde hay un enfermo o pobre, allí estoy Yo”. Hay quien buscaría a Dios si este Dios no le pidiera cuentas.

Desperté, oí:

Si el hombre pensara que su mecanismo está todo en un Sí de Dios o en un No, vería lo poco que sabe.


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Libro 7 - Investigaciones a La Verdad - Tomo I - Pag. 247-248

martes, 14 de febrero de 2012

“DONDE HAYA UN POBRE O ENFERMO, ALLÍ ESTOY YO”


En Sueño Profético hablaban de los defectos que te retiran de Dios. Decían:

La vanidad es uno de los grandes defectos, que es más defecto porque el hombre no le ve defecto. La vanidad hace que te retires del sitio que a Dios llaman; la vanidad te hace que te retires del pobre, del humilde, y por consiguiente, del que enfermedad tiene. La vanidad no es amiga de la Ley de Dios.

Dijo uno:

Dios, siendo Dios, se hizo Hombre y no cogió sitio que vivieran la vanidad.

El que vive este gran defecto para el hombre, y gran pecado para Dios, luego se avergonzará ante estas Palabras que Dios ya dijo a muchos:

“Si no quisiste mi Doctrina allí en la Tierra, Aquí no puedes querer mi Reino. Si allí despreciaste al humilde, aquí Me verás con ellos, porque Yo allí en la Tierra los quise siendo Yo el Dueño. Yo enseñé mi Doctrina sin diferencia. El que a mi Padre amaba, ya era mi compañero. No puede entrar Aquí el que ahí Me dio desprecio”.

Desperté, oí:

Estas Palabras Dios dijo
cuando Lo vieron de Hombre:

“Donde haya un pobre o enfermo,
allí estoy Yo”.


Si el vanidoso se aparta,
ya no está donde está Dios.

A Él Lo vieron en la mesa
del poderoso y del pobre.

Al poderoso le hablaba
para que busque al humilde
y practique su Enseñanza.

Para que le dé un salario,
y consuelo en sus palabras.

Si el poderoso ya tiene,
es Dios el que se lo manda.

Que a veces este mandar
es para que dé Enseñanza.

Enseñanza como Dios,
que a la pobreza buscaba.

Desprecia la vanidad,
para que luego Aquí Dios
no desprecie tu amistad.

Que es más grande y poderoso
el que a Dios quiera imitar.


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Libro 4 - Te Habla El Profeta - Tomo I - Pag. 188-189-190