En Sueño Profético decían:
El hombre lucha por coger un premio en la Tierra, que es premio de humo en un vendaval, y no desea este Premio que Dios no niega, y a todo el que lo quiera, Él se lo da.
En el Sitio que Dios habla, no puedes secar y mojar, tienes que coger sequía o sitio de temporal.
Esto ya Dios lo decía cuando iba a predicar:
“El que mis Palabras oye y no las practica, no está conmigo, está en contra de Mí”.
Uno dijo:
Nos contaba a mí y a mis hermanos un tío abuelo, que tuvo amistad con un pariente de Isabel –la prima de la Virgen–, que tanto había oído hablar del Maestro, que le dijo a Isabel:
–Mañana quiero ir a oír al Maestro. Cuentame, ¿qué dice la Madre? ¿por qué tiene en revolución a Israel? Ya Cuando yo Lo oiga, te contaré, pero dame tú, tu idea de esos Sermones de la montaña.
Al día siguiente, cuando el Maestro entraba en su casa –al que todos veían normal–, vio a Isabel y le dijo:
–Antes de que tu pariente vaya a oír mis Palabras, que se retire de Satanás, ya que la vida suya va en contra de lo que Yo voy predicando.
Desperté, oí:
Aquí Dios le daba un Premio, y el Premió lo despreció.
Lo hace familia de ésta que a María siempre amó.
Éste, la vida que hacía, era en contra de Dios.
Cuando decía: “yo soy pariente, bueno, primo de la prima de Isabel”, todos miraban y éstos decían: “¿tú...?
Esto extrañaba al que se enteraba de su parentesco.
Era envidiado, y de boca en boca se corrían las mismas palabras: “¡No va la montura al burro!”.
“¡Ni al cochino la limpieza!”.
“¡Qué lástima de perfume, que en la suciedad lo viertas!”.
El parentesco se oía no por boca de Isabel.
Ella lo que hacía era taparse, y nunca hablaba de él.
No podía ser pariente para ella, aunque ella sí lo era para él.
Aprovéchate del Premio, que te lo quiso dar Dios.
Y no oirás estas Palabras, dichas por el mismo Dios:
“El que mis Palabras oye y no las practica, no está conmigo, está en contra de Mí”.
***
Éstos de los que habla el Mensaje,son los que buscan taparse con Dios para tener brillo ante la sociedad y lucir la palabra "bueno", pero es un barniz, y siempre se les descubre.
ResponderEliminarEl que escucha la Palabra y no la cumple se engaña a sí mismo.Somos conocidos por nuestros hechos.
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