lunes, 19 de diciembre de 2011

Mejor será la balada dicha por el mismo cordero - Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag.


En Sueño Profético explicaban un hecho de la Vida de Dios Hombre:

Estando un día el Maestro enseñándonos a enseñar, dijo estas Palabras:

–Todos los que estáis a mi Obediencia y a mi Mando, no buscaréis a otro que os enseñe de la Gloria de mi Padre. Buscar otra enseñanza, es no creer Yo soy el Hijo de Dios, a quien mi Padre ha puesto su complacencia. Aprender de otro, es tener falta de esta Enseñanza. Todo el que aprende de Mí, es para enseñar.

Dijo Pedro:

–Maestro, me has quitado peso con tus Palabras. Dos días antes que hoy, tuve unas palabras con unos que estaban parados en las cuatro esquinas y querían contarme de uno que decía que hacía prodigios. Yo quedé un poco detenido y contesté un poco a mi costumbre –mi costumbre cuando veo no quieren reconocerte como Dios Hombre–. Estas fueron las palabras de los que Te igualaban con los que dicen hacían prodigios: “Pedro, ¿cuándo te esperamos para que vengas a oír hablar de Dios Padre?”. Fue oír esto y mis palabras se escaparon de mi boca: “Con invitarme a ir a oírlo no me ofendes a mí sólo, ofendes a Él también, ya que otro no puede hablar del Padre como Él, por ser Él el Padre hecho Hijo y Hombre. Ese no puede hablar como el Maestro ni puede tener su Enseñanza porque no ama; si amara, buscaba al Hijo y ya enseñaba lo que el Padre manda. Esto lo dije un poco subido de tono, y dio lugar a que acudieran algunos.

Desperté, oí:

Las Palabras del Maestro quitaron peso a Pedro.

Pedro no calló, porque callar era aceptar que había más dioses.

Pedro no oía palabras que hablaran del Padre, como no fueran dichas por su Maestro.

¿Quién hablaría de su casa
mejor que el propio dueño?

Y ¿quién vería la falta al cacharro
mejor que el propio alfarero?

Si a Dios lo tienes delante
y sabes que estás aprendiendo,
no busques a quien te hable
lo que Dios te está diciendo.

Mejor será la balada
dicha por el mismo cordero.


***

2 comentarios:

  1. Es como si el sediento rechazara el agua cristalina y buscara la estancada.

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  2. Hay que tomar buena nota de lo que dice San Pedro en este Mensaje todos los que hemos tenido la gran suerte de conocer al Profeta y aprender de él.

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