Libro 25 - Meditaciones y Palabras Directas con el Padre Eterno - Tomo IV
Cuando volví a Córdoba, después de varios años de ausencia, traía dentro de mí un gran sufrimiento provocado en gran medida por el desconocimiento del Amor a Dios.
Siempre busqué este Amor, pero el camino no era el correcto.
Fue entonces cuando vi en el escaparate de una librería estos Libros y me impresionó el título de uno de ellos "Te Habla el Profeta". Después, al leerlo, comprendí que no podía ser escrito por una cabeza humana, y eso me llevó a interesarme por su Autora.
Cuando la conocí, entendí por qué fue elegida por Dios. Nadie podía dar más Amor, transmitir más Paz y dar más alegría a los espíritus. Esta alegría fue la que llenó mi espíritu de Amor, y la Paz se aposentó en mi vida. Como docente, sentí mi responsabilidad para enseñar y cundir esta Medicina entre mis semejantes. Yo puedo hablar con propiedad por haberlo vivido ya en mi propia carne.
No soy teólogo, pero en cuanto se me brindó la oportunidad de prologar uno de estos Libros no lo dudé, por considerarlo un Premio.
Es tan pobre el hombre en sabiduría para compararlo con lo que Dios nos enseña a través del Profeta, que resultaría ridículo añadir algo a lo que Dios hable, tan sólo podemos plasmar nuestro Amor a Dios y nuestra alegría por poner nuestro nombre al lado de este Evangelio.
Eulalia María Jiménez Ávila
Profesora de Educación General Básica
en el Colegio Stma. Trinidad de Córdoba
Quien busca a Dios es encontrado por Él.
ResponderEliminarEsta mujer se fue de este mundo unos años antes que el Profeta. Fue su Discípula, y Dios quiso premiarla, como ella dice, poniendo su nombre en estos Libros. Recuerdo que cuando llevó el Prólogo, al día siguiente el Mensaje hizo refencia a él.
ResponderEliminarEra una buena mujer que sufrió mucho en este mundo y nunca dejó de estar al lado de Dios ayudando al Profeta, ahora continúa al servicio de Dios.