En Sueño Profético hablaban del pecado. Decían:
El pecado siempre es pecado, pero hay quien peca porque otro le hace pecar; le hace pecar porque éste que le hizo pecar ya había pecado mucho porque nunca había amado. Pero hay el que dice que ama, y peca guardándose del que mucho ama. Se guarda de éste, porque él quiere ser conocido entre el hombre como un buen cristiano. Éste engaña y no ama; engaña al hombre y no ama a Dios. El que a Dios no ame y quiera ocultarlo, hace que más peque. Hay quien si supiera que a Dios no ama, no lo buscaría. Cuando supieron que Judas no quería al Maestro, fue cuando a él no lo querían; no quería a Judas el que al Maestro amaba.
Desperté, oí:
Si eres Judas, no lo ocultes, para que se vean los que quieren ser “Judas” y los que quieren ser “Pedros”.
Es peor decir que amas, sin amar, que callar porque no amas.
Si pones la valla ante el peligro, ponla bien visible y evitarás el accidente.
Si tú no amas, no lo calles, pero deja que otro ame, y sólo darás cuenta de tus pecados.
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Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 131-132
El engaño abre las puertas al mal y la tibieza lo cierra al bien. Por eso se nos pide coherencia.
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