En Sueño Profético decían:
Es peor creer en Dios y no amarlo, que no amarlo por no creer en su Existencia.
Al no creer puedes culpar a otro. Al no amarlo, creyendo, te certificas tú mismo que eres hombre malo.
Al que no cree puede llegarle un día que, le haga creer, el milagro, y ya se incline a Dios con el “Perdón, ¡Dios mío!”. Y su cara la tape con sus manos. El que haga este arrepentimiento, está perdonado, y ya lo verás siempre de Dios hablando.
Si comparas, ves grande la diferencia de creer y no amarlo.
Dijo uno que ya sigue el Mando:
No lo tiene esto así el hombre, y siempre lo está demostrando cuando Dios manda Poder de su Gloria y no acude el que dice que Lo ama.
Desperté, oí:
Puede llegarle más la “Palabra de Dios diciendo” al que no cree, que al que cree y no ama.
Al que no cree, si el que ama lo sigue, este que no cree hace parada.
El que cree y dice que ama, se desmiente si no acude a esta llamada, que día a día ves que es Dios el que habla.
Y pudiendo cundir, silencio le guarda.
Y hasta le molesta que no sea Elegido un sabio de letras.
Si te extraña oír que en Dios no creen, es mucho peor pensar: “Yo sé que hay Dios, pero a mí no me interesa”.
Esto lo dice tu pensamiento, y tu acción lo demuestra.
El Amor supera todo y mata la indiferencia.
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Libro 24 - Dios No Quiere, Permite - Tomo IV - C5
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