En Sueño Profético decían:
La Paz te la da el hacer el bien por Dios.
La Paz te la quitan los espíritus que no quieren que a Dios le lleguen Glorias.
El hacer el bien obliga a la Paz a que allí habite. Y la Paz, al bien te lleva.
Dijo uno:
Si tú haces el bien por Dios, ya Dios administrará el bien que por Él hiciste.
El bien, cuando lo entregas pensando en Dios, ya verás ganancias.
“Haced el bien y derrumbaréis el mal”, fueron Palabras que Dios Hombre dejó dichas en la Tierra.
“Que os conozcan por las obras”.
También fueron éstas dichas:
“No os preocupéis de lo que pertenece a Mi Reino, porque es mandarle a mi Padre y a Mí, que somos el mismo Dios, aunque se nombren Padre e Hijo. Haced el bien aquí, en la Tierra, y dejad el juzgar para el Cielo”.
Desperté, oí:
Si el hombre practicara el bien
como Dios tiene enseñado,
tendría siempre su espíritu contento
porque estaría alimentado.
Tan sólo con las Palabras
que Dios manda a este Dictado,
si el hombre las aprendiera,
pocos no serían salvados.
El hombre hace el bien,
mayoría de veces,
siempre midiendo y pesando.
Este bien no cura espíritus,
no enseña,
y de Dios va retirando.
Con una mano levantas,
y con otra vas pegando.
Aquí puedes oír respuesta
de odio, de pena o llanto.
La Enseñanza que da Dios
es levantar al caído,
y el Cielo sabrá juzgarlo.
***
Libro 22 - Investigaciones a la Verdad - Tomo III - C3
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