En Sueño Profético decían:
Si no eres de Dios, ya lo dirá Dios. Lo dirá aunque tú no quieras, porque tú puedes tapar poco tiempo esta mentira, aunque te vean cantar la Noche de Navidad celebrando su Venida.
Si tú eres de Dios, es grande la diferencia, como la noche y el día, como el buey y la cigüeña.
Todavía es más grande la diferencia de ser de Dios a no ser, y querer que lo que dices lo crean.
El que es de Dios no tiene día, no tiene noche, no tiene hora, siempre vive el momento que le recuerda su Nacimiento. Y este momento le da alegría para poder con los sufrimientos que dan las noches, que dan los días.
Si eres de Dios, sirves al Prójimo, que allí está Dios.
Dijo uno:
El Nacimiento de Dios yo lo vivía a diario, igual que su Crucifixión. En la alegría ponía su Nacimiento, y en el sufrimiento su Crucifixión. Y a veces sentía, donde no tenía nada, dolor, y ya ponía enano aquel sufrimiento gigante que hacía yo.
Desperté, oí:
Si el Nacimiento celebras,
que el celebrar no sea corto.
Y siempre tendrás la Paz
que Dios vino a dejarnos
la Noche de Navidad.
Hay quien cambia la Navidad
por alboroto y pecado.
Esto ya no es Navidad.
La Navidad hay que vivirla
haciendo este pensar:
¡Señor, quiero estar siempre contigo,
y ya, siempre vivo Navidad!
Lo que cambia es la fecha,
pero no cambia el amar.
Empieza a vivir con Paz,
si antes no la vivías,
la Noche de Navidad.
Pero que dure esta Noche
hasta traerte a esta Eternidad.
***
Libro 29 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo IV - C5
Precioso de Verdad! Pidámosle a Dios que lo vivamos así con la Paz que transmite el Mensaje.
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