viernes, 1 de marzo de 2013
El ciprés lo recuerda
En Sueño Profético vi el mar
y unas montañas
que tenían movimiento,
o sea, se movían con suavidad
sin moverse de su suelo.
De momento vi una tapia
que cercaba a un cementerio,
y los cipreses decían sin palabras:
“aquí somos compañeros”.
A los que dieron sufrir
y a los que dieron contento,
entran y salen por ver
la lápida que pusieron,
y miran a los cipreses
y se estremecen con miedo,
sin pensar que los cipreses
los ven ellos desde el Cielo,
los espíritus de Dios
que ahí les enterraron su cuerpo.
A estos cipreses,
Dios les manda su crecimiento,
y obedecen en subir
su copa cerca del Cielo.
Éstos son los guardianes
de avisar con su altura
dónde reposan los cuerpos,
para que des tu oración
con mirada a este Cielo.
Dijo uno:
Dios le manda a la montaña,
y a los mares deja en silencio,
mandando quietud a oleaje.
Pero no le obliga al hombre,
mientras el espíritu tiene
puesto el traje de la carne,
cómo tiene que pensar
para comprender esto
que mandan Aquí dictar.
¡Dios mandándole a los mares,
y los mares obedeciendo!
¡Dios mandando a las montañas,
y las montañas corriéndose!
¡Dios mandando la muerte,
en pocos años o muchos,
en malos o buenos doctores!
A todo le da Dios el Mando,
y todo a Dios obedece.
¿Cómo resistirse el hombre,
si el Mando de Dios le llega?
Pero sería vivir
dando siempre a este Dios quejas,
lo que no hacen los mares,
que es lo que tiene más fuerza
de lo que vive en la Tierra.
Desperté, oí:
Unas cuantas obediencias
han nombrado
del Mando que a Dios respetan.
Cierto que Dios no le manda
en su vida de materia.
La Palabra es lo menos,
y Libertad Dios les deja.
El cuerpo podría parar
si no hicieran su Obediencia.
Dios deja su caminar
hasta que carne la entierran.
Y con la fosa tapada,
el ciprés, de centinela,
te recuerda al pasar:
aquí está la carne muerta.
Que también tiene el ciprés
otros sitios de vivienda.
Éstos no son centinelas
de hacer servicio a Dios
en sitios de carne muerta.
Muchos mandan Oración,
porque el ciprés lo recuerda.
***
Libro 12 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo II - Pág. 237-238-239
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Dios nos deja Libertad pero no deja de recordarnos cuáles serán las consecuencias de nuestra elección.
ResponderEliminarHay dos sitios nada más, salvación o condenación, no hay sitio tercero
ResponderEliminarEn este Mensaje queda claro que Dios espera la oración por los que murieron,si fueron juzgados y se salvaron están en espera de oraciones para entrar en el Cielo ya purificados pues Allí no entra nada manchado.
Hay que leer despacio y meditando
La oración que aquí describe el Mensaje no es para los condenados es para los que se han salvado sin estar santificados
Éstos son los guardianes
ResponderEliminarde avisar con su altura
dónde reposan los cuerpos,
para que des tu oración
con mirada a este Cielo.
Aquí se expresa el deber de pedir por los muertos!