En Sueño Profético decían:
Hay sufrimientos tan grandes,
que el silencio más los agranda,
pero no puedes ir diciéndolos.
Como el cojo, que pasa desapercibido
porque la pierna no le falta,
y nadie va diciendo de dónde viene la falta.
En cambio, el que tiene una pierna
y apoyado en muletas anda,
más veces oirá: “¡qué pena,
ya siempre con esa falta!”,
y le van dejando el sitio
y caridad le acompaña.
El sufrimiento del espíritu,
más sufres si a Dios más amas,
y más le guardas silencio,
y el sufrimiento lo agrandas.
Pero Dios lo va contando
cuando sufrimiento acaba.
Entonces ves la razón,
del sufrir, por qué guardaban.
Dijo uno:
El sufrimiento del espíritu en el Elegido,
si se fuera voceando,
a nadie le daría pena,
y quedaría desmentido.
Por eso, el gran silencio,
acompaña al Elegido,
y a veces este silencio
da respeto, da calor y sientes frío.
Desperté, oí:
Da respeto, porque ves
que sufrir lleva consigo,
y no quiere que se sepa
porque Dios es el testigo.
Y Él sabe cómo lo sufre,
y por quién silencio ha sido.
Luego, ya en el escándalo,
cuando el sufrir se ha ido,
ya el silencio
se convierte en comprender
y en él ser comprendido.
Todo es actuación de Dios,
que Dios manda al Elegido.
***
Libro 16 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 4-5
Ana calla sus sufrimientos para evitar que ofendan a Dios. Si a la falta de Amor se uniera la ofensa, el sufrimiento sería mucho mayor.
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