En Sueño Profético decían:
La Paz te llega de Dios. Y la intranquilidad y el alboroto, de los que no están con Dios. Que el que en todo pone a Dios, conoce lo que de Él viene, lo que quiere que hagas y lo que quiere que aceptes.
Amar a Dios es conocer su Mando y siempre sentirse falto de más que quisieras darle de todo lo que Él te ha dado.
Amar a Dios te da grandes beneficios sin que hagas inversión. Que la inversión ya la haces aceptando el Amor que Dios le manda a los hombres. Porque Dios no pide nada si antes Él no te dio.
Al hombre, para vivir en la Tierra, le es imprescindible este Amor. Él te allana los caminos que ya no ves solución. Te da fuerzas en la carga que te pusieron o te pusiste creyendo que no pesaba.
Te pone en tu pensamiento Gloria, Dios, Esperanza. Y ya se presenta Paz, acompañada de calma. Que esta calma ya lleva los personajes que con la Gloria enlazan.
Desperté, oí:
Pon Amor de Dios en todo,
y en la respuesta verás
que ya no te encuentras solo.
Un espíritu de Dios solo,
le puede a un batallón demonios.
¡Qué cierto que la Paz
es el Sello luminoso de la Gloria!
La Paz, al reloj para las horas.
La distancia te la acorta.
Y nunca te falta Luz
ni compaña consejera
que te diga: “ve allí,
que es donde Dios te espera”.
Al mundo le falta Paz,
y es cordero con maroma
en cuello de caballo desbocado.
Que si no cortas maroma
y al caballo lo sujetas,
cada día irá destrozando más.
Lee este Escrito pensando
que en la Tierra estás de paso.
Y que no hay mejor inversión,
que amar a Dios
y que aumente este “amando”.
Los réditos van en la Paz
que tú te vayas notando.
***
Libro 19 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo III - C7
Para vivir como hombres es imprescindible aceptar el Amor de Dios, ya que nuestra esencia es Amor, a imagen y semejanza de nuestro Creador.
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