En Sueño Profético decían:
Si eres de Dios vives sus Leyes y después las del hombre. Si vives las del hombre y olvidas las de Dios no te nombres cristiano, porque cristiano es seguir a Cristo y, con el ejemplo, ir enseñando.
Dijo uno:
No puede enseñar ni dar ejemplo el que sus Leyes reproche queriendo él arreglarlas. Las Leyes de Dios son únicas: Amor, caridad, perdón y recato. El Amor a Dios te hace cumplirlas. El rebaño, la piara y la manada se juntan más con Amor que con gritos y piedras. Pues si esto lo entiende la carne mejor entenderá el espíritu que él nunca muere y que es Eterno, y sabe que le espera Gloria o Infierno. Pero el hombre lo de Dios pronto lo rechaza para implantar sus leyes, que son leyes con maraña e inseguridad, que viene otro y las desbarata.
Desperté, oí:
Qué verdad han dicho en la Gloria: que las leyes del hombre son según el viento sople.
Es que la ley, sin Amor a Dios, llega siempre a la derrota.
Sin Amor siempre verás el mismo color y la misma altura, y no darás el perdón.
Sin Amor la caridad no te llega.
Sin Amor a Dios te olvidarás del recato como el que olvida el sombrero.
Con Amor reúnes como el pastor, como el mayoral y como el cabrero.
Al hombre le sobran libros y le falta Amor al Cielo.
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Libro 67 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo VII
Con Amor no cuesta trabajo aceptar que las Leyes de Dios no tienen épocas, porque el Amor no pasa nunca.
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