En Sueño Profético hablaban de estar seguro de las Palabras de Dios y de aceptarlas cuando te vean momentos difíciles que en ese mundo tienes que pasar, por ser mundo de empiezo y mundo de terminación.
Aquí en Gloria se refiere un hecho de un amigo de Lucas, el Discípulo del Maestro:
Este amigo de Lucas había cogido unas fiebres de unos mosquitos zancudos de aguas estancadas que había por aquellos terrenos, y que cundieron epidemia a pesar de la asistencia de la medicina.
Yendo un día Lucas a verlo y a llevarle una razón del Maestro, había allí unos que trabajaban con él, y al ver a Lucas, quisieron cruzar miradas de risa con el enfermo para que llegaran al Maestro.
Ya dijo el compañero de trabajo:
–¿También enferman los amigos de los amigos y Discípulos del Maestro? –y soltaron grandes carcajadas.
No terminaron la risa, cuando el enfermo, a pesar de su grande fiebre, dijo:
–Lucas, tú tienes mis palabras. Da la respuesta como si de mí saliera, para que llegue al Maestro que mi Amor a Él no se achica por enfermar mi carne.
Sintió Lucas la Fuerza de Dios en su mismo cuerpo y en su lengua, y dijo:
–En el Nombre de Dios sois echados de esta casa, y cundid que Dios os ha llamado malditos.
Los tres se pusieron de pie y no pudieron decir palabra.
Desperté, oí:
Lucas fue a ver al amigo a la hora justa que los compañeros irían.
No fue Lucas el que sabía que allí se juntarían creyentes, fariseos y víboras con veneno.
Dios lo mandó con sus Palabras, y después Lucas daría el medicamento.
Que no llego a tomarlo, porque Palabras sirvieron.
Antes de dos horas escasas, se viste y va a casa del Maestro.
Todo el que lo veía, se paraba y esta pregunta se hacía:
¡No puede ser curación con medicina de Lucas!
Él contestaba con fuerza: “fue que el Maestro le dio medicamento en Palabras”.
“Porque yo la medicina no quiero sin sus Palabras”.
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Libro 13 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo II - C5
No hay mejor medicamento, remedio o consuelo, que la Confianza en Quien todo lo puede.
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