En Sueño Profético decían:
Subir calvario con Dios,
resurrección segura.
Querer el bien para el Prójimo,
ya puedes quitar la duda
de que no sea un buen cristiano
y todo lo de Dios cumpla.
Pues lo mismo que ves esto,
ves al que tienen por bueno,
que está viviendo su vida
sin oír este “Diciendo”,
a sabiendas
que no es del Instrumento.
Pero nada le interesa,
lo que baja de este Cielo.
Esto no es amenaza,
pero ¿qué dirán a Dios,
en silencio o en palabras,
el día que se presente la muerte
apartando medicamentos del hombre
y quedando sorda
a las súplicas y llantos
de aquello que tanto quieres?
Entonces, verán más claro
lo que pudieron hacer
con el Instrumento
y sufrimiento haber quitado.
No tiene disculpa ante Dios,
saber de dónde viene el sufrir
y, sin que hagas sacrificio,
poder quitar el sufrir.
Si esto tú no lo hiciste,
cómo luego poder decir:
“No me dejes Señor,
mi espíritu es Tuyo,
llévame a tu Reino”.
En estas palabras
ya abres la mano
y dejas de ser dueño de aquello
que te apartaba del Cielo.
Desperté, oí:
Va grande la diferencia
de sufrir y seguir buscando
a ovejas perdidas que a Dios quieran,
a tener grande vivir
y negar al que necesite de ti,
dejando que el sufrir le crezca.
El que crea esta Verdad,
gran enseñanza le deja.
Pero le hará pensar
cuando se enferme su materia:
“Yo me he portado mal,
pude quitar sufrimiento
al que subía el calvario
cada día con más peso”.
Hasta que Dios,
al camino le manda
que ya no sea calvario,
y hace alfombra de rosas
sin que tú la hayas pedido.
Es alegría y peligro
conocer al Elegido.
Porque Dios elige a uno,
y éste, ya elige a muchos.
“De estos muchos quedan pocos”,
esto fue dicho por Dios Hijo.
Por eso es peligroso
conocer al Elegido.
***
Libro 22 - Investigacines a la Verdad - Tomo III - C2
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