En Sueño Profético vi un pozo, y el brocal era de piedra, y dijo uno:
Este pozo oyó hablar al Maestro, a sus Discípulos y a caminantes que Le hicieron preguntas. De este pozo todavía duran sus piedras. Este pozo dio vida a espíritus que a su vivir lo atormentaban, poniéndolos a que fueran en contra del Maestro. Un día, estando bebiendo agua uno de sus Discípulos y esperando a que llegara el Maestro con otros, pasó esto que Aquí dicto, ya contado en Gloria sólo a espíritu:
Llegaron unos que tenían una hacienda bastante grande y se pararon a beber. Estando hablando con los Discípulos, llegaron unos trabajadores que trabajaban a destajo, y la prisa les hizo interrumpir lo que los Discípulos estaban hablando de su Maestro. Ya llegó el Maestro y tres de sus Discípulos con cara de grande cansancio, y el Maestro dio mirada a todos a la vez, para que el que quisiera, tuviera arrepentimiento por las palabras que habían estado diciendo y por el pensar tan en contra de la Verdad que los envolvía.
Dijo el Maestro:
–Bebed todos, y después lo haré Yo. Vosotros bebéis porque si no, moriréis sedientos. Yo bebo para que Me veáis un Hombre.
Y dirigiéndose a los de la hacienda, dijo:
–Si vosotros vais cansados y sedientos, sacáis el fruto de vuestra hacienda.
Y quedando los otros parados, porque su Poder los paró, dijo:
–Y si vosotros no lleváis a vuestra casa el jornal, no hay quien lo lleve, y moriríais de hambre. Eso, la carne. Y el espíritu, si no llamáis en Mí a mi Padre, morirá también. Pero Yo y mis Discípulos no necesitaríamos comer ni beber, si no fuera Yo enseñando. Si he venido hasta aquí, es por buscar, para que aprendan y se salven.
Y ya por último, dijo:
–El que desprecie mis Palabras, el que las juzgue y el persiga al que a Mí Me sigue, puede decir que ya está muerto.
Desperté, oí:
Lo mismo los dueños, que los que trabajaban a destajo, estaban hablando mal del Maestro, por decir que no estarían cansados.
Los Discípulos contestan poco,
porque el Maestro venía.
A todos citó en el pozo
que el que Lo amaba bebía.
Y estos mismos que Lo amaban,
dicen lo que de Él decían.
Cuando el Maestro se fue,
todos quedaron sin habla.
Y el agua, por el brocal,
dicen que a gotas manaba.
“El pozo que sintió pena”,
le puso el que a Dios amaba.
***
Libro 13 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo II - C4
Que serias son estas advertencias que dijo aquí el Señor
ResponderEliminarSon tantos los que debieran leer esto con detenimiento por si les cuadrara y le pudieran dar remedio pidiéndole perdón con rodillas en el suelo