En Sueño Profético decían:
Es normal que el Elegido de Dios quiera
que los suyos no pierdan este contacto de Dios, y que en todos los momentos del
día y la noche tengan su Presencia.
Durante el día al Elegido los Humos
Divinos no se le quitan de la vista. Y por la noche tiene grandes Arrobos,
donde Dios saca del cuerpo el espíritu y lo lleva a su Gloria, como en estos
momentos, para que luego lleve al cuerpo lo que ha visto y oído, que es lo que
Dios le manda.
Ya se vio el campo, con una subida. No
era montaña ni llano. Se veía mucha gente. Se apartó la gente y quedó un camino
para que fueran pasando. Dijo uno: “¡El Maestro viene con sus Discípulos!”.
Por este camino el Maestro dijo que
pasaría, para que el que quisiera pudiera Verlo y pedirle alguna ayuda que en
la Tierra no pudiera conseguir por grandes títulos o capital que tuviera.
Se oyó un tropel grande y por el camino
que habían hecho venía Dios Hijo con su Túnica y su Manto. Cuando su Presencia
se paró, todo quedó en un gran silencio. Se dirigió hacia un paralítico que
estaba sentado en un carrito de ruedas. Sus padres estaban con él y con un
pañuelo secaban las lágrimas de sus ojos.
Ya dijo el Maestro a estos padres:
—Igual que Yo he venido a verle, ahora, cuando él quiera, irá a Verme
a Mí, porque ya no le hará falta el carrito y lo verán andando. Pero ahora dará
los primeros pasos.
Le puso la mano en el hombro y Le dijo:
—¿Cuántos años llevas sin andar? ¡Dímelo! Yo lo sé, pero quiero que
te oigan como Yo te he oído muchas noches decirles a tus padres estas palabras
que ahora te van a oír a ti.
Ya dijo el paralítico:
—Yo les digo a mis padres estas palabras: “Yo sé, que si veo al Maestro,
que para mí es Dios, andaré, porque muchas noches, en la cama, muevo las
piernas, y como un Sol entra por mi ventana”.
—Yo tengo quince años –continuó diciendo el muchacho– y tenía
seis cuando un día sentí un dolor grande en mi cuerpo y las piernas no pude
mover.
Dejó de hablar el paralítico y dijo el
Maestro:
—Ponte de pie, para que todos vean que ya el carrito no te sirve,
porque tus piernas tienen que cundir que mi Presencia te ha quitado el nombre
de paralítico.
Se puso de pie y los gritos de la gente
no dejaban que se oyera lo que decía, que eran estas palabras:
—Llevaos el carrito y dádselo a algún paralítico que conozcáis. Yo sé
que si se sienta en él, saldrá andando, porque el carro lleva Poder de Dios
Hijo, que para el pueblo es el Maestro de los Discípulos, que es como Él quiere
que Le llamen.
Desperté, oí:
¡Qué Mensaje y que Visión hizo Dios en
este Arrobos!
Cuando Dios le puso la mano en el hombro
al paralítico, éste se puso de pie y salió andando, y muchos gritos se oyeron,
diciendo:
“¡Esto es Milagro! ¡Hay que cundirlo por
todo el pueblo!”.
No se puede explicar con palabras cómo ha
sido este Arrobo. Ni se puede decir el gran Poder que tenía de Visión y de
Palabras.
El Mensaje es largo. Pero cuando sientes
Amor de Dios, es corto todo lo que en la Gloria digan.
***
Libro 64 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VIII - C5
Dios es grande y misericordioso Señor gecias por todo lo que me as dado por estar con tu profetas, te quiero Dios mio
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