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jueves, 2 de enero de 2025

¿Cómo puede el hombre?

En Sueño Profético decían:

¿Cómo puede el hombre pensar que exista ese mundo sin existir Éste?

¿Cómo puede pensar el hombre que su cuerpo, el adelanto y la medicina lo mueven?

¿Y cómo puede pensar que el sol, el aire, el agua y el trueno estén a sus órdenes?

¿Y cómo puede pensar el hombre que la Tierra se alborote, llegando a los edificios, que son de hierro y de piedra, convirtiéndolos en sepultura, dejando a la gente muerta?

¿Cómo puede el hombre pensar que exista ese mundo sin existir Éste?

Dijo uno:

Debería ser retirado de la enseñanza el que no se enseñara Dios, de su Gloria para el espíritu: Mundo que Dios tiene para cuando muera el cuerpo. Que te deja Libertad para que entregues tu espíritu donde lo quieras entregar, con el vivir que hiciste usando la Libertad. Esto, el no enseñárselo al niño como peligro de todos los peligros, no tiene perdón ante Dios.

 

Desperté, oí:

 

No enseñar la Existencia de Dios

y que el espíritu es inmortal,

no tiene el Perdón de Dios.

Si al niño no se le enseñaran

los peligros que matan al cuerpo,

ningún niño llegaría a hombre.

¿Cómo puede el hombre pensar

que Dios creara ese mundo

para que el hombre quedara

como queda el animal?

Si el hombre usara la cabeza

como pies con zapatos estrenando,

conocería lo de Dios

y tendría que enseñarlo.

Los pies conocen la suciedad,

el cieno, el polvo y el fango.

Y sirven de guardianes

para cuidar los zapatos.

***

Libro 22 - Investigaciones a la Verdad - Tomo III - C7

martes, 25 de enero de 2022

¿Cómo no reverenciar sus Palabras y hacer su Mando?

En Sueño Profético decían:

Retira palabras donde no sean recibidas y desprecien esta Enseñanza. Porque Enseñanza despreciada, Dios retira sus Palabras.

Dijo uno:

Dios buscó al pecador y apartó al que no pecaba pero Lo perseguía y no Lo tenía como Dios único y poderoso para crear y destruir. Era pecado más grave el no obedecer su Mando y despreciar sus Palabras, que no podían haber otras que enseñaran mejor de su Reino, por ser Él Dios Hijo enviado por Dios Padre para que el hombre viera que el cuerpo era lo que presentaba al espíritu, si amabas o despreciabas.

Él se entregó a que el hombre Le diera muerte por Amor al hombre y por cumplir lo que anunciaron los Profetas, que Dios Padre sabía antes de ser enviado. Dios no se hace Hombre para que el hombre Lo mate. Él lo permitió para no acabar el mundo con diluvio o con movimiento de tierra. El que sus Palabras no practicaba era quien no creía quien era, aunque veían siempre su Poder en la carne y en el espíritu.

Desperté, oí:

Si veían que era Dios,

¿cómo no reverenciar sus Palabras

 y hacer su Mando?

Él quería que todos Lo siguieran,

y ya no perdían su Reino.

Pues el que Dios trae a su Gloria,

su consejo y sus Palabras

no desprecia el que ama.

Porque despreciar y amar,

ya no es amar,

es querer a Dios engañar.

Decían en la Gloria,

que donde no viera obediencia,

que guardara estas Palabras.

Que cuando viera desprecio,

que la vista la apartara.

Que ya les llegaría momento

de querer saber

y recogieran lo que tenían sembrado.

Ya se ha dicho muchas veces

que el que conozca este Caso,

si cree, no rectifica

ni hace contra a lo hablado.

Porque entonces tú no crees

que esto está en Gloria dictado.

***

Libro 31 - Te Habla El Profeta - Tomo IV - C7

sábado, 10 de abril de 2021

Si amas a Dios, ¿cómo pasas sin oír su Palabra, si sabes que vive?

En Sueño Profético decían:

Esto es enseñar para que enseñe todo el que con materia Dios lo traiga Aquí. Éste tiene que decir: “Esto es del agrado de Dios, y esto va en contra de Dios; esto manda Dios que se haga, y esto, si lo haces, quedas apartado de Dios”.

El que Aquí recibe el Mensaje, éste sabe y conoce quién es el que no ama a Dios, y quién es el que no quiere que sepan que no Lo ama.

El hombre se engaña de hombre a hombre, pero que no medie Dios entre el hombre.

Dios está con el hombre, pero el hombre, con la Libertad que Dios le deja.

Dios, al que arroba, lo enseña, para que éste no sea engañado.

Dijo uno:

Más no quisieron a los primeros Profetas, por decir estas palabras: “Vendrá Uno que se llamará Jesús Hombre Salvador. Éste será el Rey de todos los reyes, y su Reino no tendrá fin; castigará la injusticia del hombre, y premiará con su Gloria a los justos”. Esto no podía oírlo todo el que no amaba, el que no cumplía las Palabras del Padre, que tantas veces habló por los Profetas.

El hombre no quisiera que Dios hablara, el hombre no quisiera que Dios arrobara, el hombre quisiera el fracaso en el que Dios habla.

Desperté, oí:

Si amas a Dios, ¿cómo pasas sin oír su Palabra, si sabes que vive?

Si sabes que es Dios, ¿cómo no amas o temes?

Si sabes que tu vida, ahí, antes se acaba que empieza.

Si sabes que Dios te deja hasta que llames, aunque no pronuncies Nombre.

Pues vive para alabar al Padre, al Hijo, al Espíritu Santo, que esto es Santísima Trinidad.

Dios siempre está en el hombre,

cuando aún tiene materia.

Y el hombre habla de Dios

como cosa que está muerta.

Pues si Lo tienes por Vivo,

no te extrañe lo que cuentan.

Que Dios, siempre que habla al hombre,

bien claro deja su Huella.

***

Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - C2