En Sueño Profético hablaban de la obediencia. Decían:
Hay obediencia por obedecer. Y hay obediencia por amor. A la que es por obedecer, le falta amor. Y la que es por amor, no obedece, sigue al deseo.
A la orilla de un riachuelo, vi yo un día a dos que con grandes voces discutían. Pasando yo al mismo tiempo, me quedé un poco “distraído” cogiendo del suelo unos yerbajos que quería yo hacer ver que me servían.
Ya me dijo uno de ellos:
–Tus palabras nos quitaran esta fuerte discusión. Estamos hablando y de acuerdo no nos ponemos. ¿Verdad que se puede amar sin obediencia? Yo puedo amar a mi forma y tú a la tuya.
Terminando estas palabras pasó un pastor y dijo:
–¿Puedo responder yo, si enfado no hay?
Dijo el que razón no tenía:
–Suelta tus palabras y ya somos cuatro los que de acuerdo no estamos.
Dijo el pastor:
–¿Ves ese rebaño de ovejas? Todas giran a mi voz. Pues si todas me quisieran y a mi voz no obedecieran, ¿dónde estaría el amor que al pastor le tuvieran? Esto lo dijo el Maestro cuando de Pastor Lo vieron: “Sea todo un Mando, un Rebaño y un Pastor”. Figúrate que cada borrego coge cerro distinto y vereda cambiada. ¡Qué mal más grave me harían cuando de regreso yo fuera a la cabaña! Y obedeciendo a mi mando, llegó no cansado y sí contento. ¿Has visto con que poquito ya estamos de acuerdo?
Esto contestó el que quería con razones convencerlo:
–¡Mira, me has convencido, porque sé que son palabras no tuyas y sí del Maestro!
Desperté, oí:
El pastor llevaba fuerza
de la obediencia de Dios.
No era aquél su camino,
fue que Dios se lo cambió.
La obediencia es para amar,
y cuando amas, ya sigues.
El de las hierbas se paró
por cortar la discusión.
Como de acuerdo no se ponían,
el pastor cambia la guía.
El pastor iba enfadado
por haberse equivocado.
Cuando vio que sus palabras
sirvieron para poner Paz,
el cabrero mira al Cielo,
y a Dios las gracias Le da.
***
Si no obedecemos al Amor nos perderemos en el camino. Si cada Rey Mago hubiera seguido su propio criterio, alguno habría vuelto a Herodes.Les guió el Amor.
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