En Sueño Profético hablaban de los Discípulos. Decían:
Para ser Discípulo de Cristo, tienes primero que amarlo, amarlo tanto, que tu espíritu y tus ojos no vean nada antes que a Dios; y segundo, llenarte de las Palabras que este Maestro quiere que tú aprendas; y una vez que tú te llenas, ya repartes este llenar, llenar que vas llenando donde hay vacío, y vacío que vas dejando lleno. Esto es ser Discípulo, pero tienes que acudir al Maestro, sometiéndote a su Mando y cumpliendo en Obediencia. Pero si tú haces un cumplido hacia el Maestro, tú no puedes engañar, porque tú no has aprendido. Los Discípulos necesitan la Enseñanza del Maestro, y el Maestro necesita los Discípulos.
Desperté, oí:
Hay quien cree que puede ser Discípulo haciendo lo contrario que el Maestro manda.
Éste no puede enseñar lo que Dios dice, porque él no aprendió.
No aprendió porque no amó.
Para escribir, tienes que conocer las letras.
Si tú no conoces las letras y escribes, tú no escribes, tú dibujas.
Para enseñar de Dios, tienes que amar a Dios y estar muy lleno de Dios.
El que no quiere a Dios, no ama, porque Dios no lo obliga.
Si el Amor de Dios fuera obligado, ya no sería Amor de Dios, era exigencia del hombre.
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Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 62-63
Sólo se conoce a través del Amor. Amor y conocimiento conducen a la obediencia en libertad.
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