lunes, 2 de enero de 2012

Camino de Dios - Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 210-211


En Sueño Profético hablaban de muchas cosas diferentes, y decían:

“Esto es para el espíritu y la materia; y esto para el espíritu sólo”.

Dijo uno:

Este Camino es de Dios, es Camino duro; para el que va sin Dios, es Camino oscuro. Dios, al que está con Él, le da Luz en su Camino. Pero el que con Él no está, se vuelve de este Camino, porque Dios le pone la oscuridad. Dios no le va a dar Luz al que por su Camino vaya buscando los que son suyos para apartarlos de Él; Dios los echa al camino de donde son mandados, al camino de la maldad, que su misma maldad hace que se devoren en el camino del mal.

El Camino de Dios,
lo conoce el que ama a este Dueño;
por eso anda el Camino
sin cansancio y bien contento,
porque lleva su Compaña
pasando lo malo y lo bueno,
hasta llegar al final,
que el final ya lo estás viendo.

El final es el principio,
y entonces empieza el comienzo.

Este Camino de Dios
no lo pasas si eres “bueno”,
porque el “bueno” que da el hombre,
es cántaro con agujero,
que por la boca entra agua
y la vierte el agujero
sin servirle a nadie el agua.

Al que pase este Camino,
es Dios el que le dice “Bueno”.

Desperté, oí:

De tanto como hablaban
de diferentes caminos,
uno tan sólo señalaban.

Luego ya dirán los otros,
cuando Dios dé su Palabra.

Primero es el de Dios.
Los otros quedan en fábula.

Dios, el que quiere el Camino,
no le niega su Compaña.

Y le pone resplandores,
y ya la luz no hace falta
para que veas el Camino
ancho y libre,
por ir Dios en tu compaña.

¡Es lástima que se diga
que pocos hombres lo pasan!

Estando siempre este Dios
dando la Cara o la Espalda.

La Cara, para el que espera;
y la Espalda, para el que llama.

Si tú dices que eres bueno,
el Camino lo sabrá.

Y puede que no te deje
cumpliendo la orden “da”.

Este Camino lo pasa
el que ama por amar.


***

2 comentarios:

  1. Dios abraza a quien lo busca y espera a quien lo llama.

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  2. Qué alegría sentir la Presencia de Dios en el sufrimiento, el consuelo de Sentirlo no hay capital que pudiera pagarlo.

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