En Sueño Profético decían:
El que vive ahí y Aquí, su actuación es comprendida por muy pocos, es un pequeño número el que la alaba.
El contraste de esta Vida Eterna, con ese paso por ésa –ligero–, hace que vea el hombre que su actuación no está bien hecha. Esto es abrigar y desabrigar; hacer bien, no comprender, y creer hizo mal; sufrir por el que el sufrimiento le toca, que esto lo sufre mucho después; juzgar al Comunicante fue inoportuno; querer que transforme este Instrumento de Dios sus costumbres por las del hombre, por ser éstas mejores.
Yo presencié unas versiones, hacia José y María, a familiares de la Madre de Dios y Virgen.
Dijo este pariente lejano, que el Hijo nunca fue por los padres detenido –a quienes conocían como padres–. Su Misión venía del Altísimo, que era Hijo y Dios. Todos los juicios dados por el hombre, eran no creer era Dios.
Desperté, oí:
¿Cómo podían comprender que fuera Dios y Él mismo se labrara su Vida para ser crucificado?
Sí, lo comprendía el que mucho amaba.
El que veía las Palabras de Dios Hombre en Boca de Dios Niño, éste ya veía todo hecho, con aceptación.
Para comprender Palabras y Hechos de Dios, tienes primero que amar mucho.
Si amas mucho, el Amor te lo explica prescindiendo de Palabras.
Sustituyen las Palabras la Presencia de Dios.
Ama, y Dios se hará presente.
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Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 174-175-176
El Amor nos conduce en contra de los intereses de esta vida,que ha sido conquistada por el egoismo.
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