En Sueño Profético yo decía:
“Señor, yo que soy feliz con lo que tengo, y entro en casas que tienen de todo y no están contentos. Yo, Señor, sufro cuando veo que quieren mucho para estar contentos. No hablan nada más que de cosas materiales. Yo quisiera que se ocuparan más de Aquí, por eso no vivo hasta que vea los Libros metidos en todas las casas, y todos leyéndolos, para que conozcan cómo eres Tú y tu Gloria. Yo cuento todo, pero me faltan tus Libros para que me crean”.
Estando diciendo esto, no veía a Dios, pero Lo sentía. De pronto, vi como una nube en forma de bóveda, y estaba el Padre de medio Cuerpo. Yo intenté ponerme de rodillas –no me sale cómo lo hice. Me están diciendo: “eso es querer hacer uso de la materia cuando sólo hay espíritu”–. Había un espesor grande de cabezas de niños con alas pequeñas. Dijeron:
“Ésta es la Gloria de mi Padre. Esta Gloria, no puede contar cómo es, el que Aquí no haya entrado, porque mi Padre no le da Palabras. Las Palabras de esta Gloria son Palabras de Vida Eterna. Con las Palabras de mi Padre viven los espíritu de su Gloria, y los manda que actúen en la materia que Él coge para hablarle Yo al hombre”.
Desperté, oí:
Ella vive más vida espiritual que material.
Este Escrito de la Visión que Dios Padre le ha hecho y de la explicación que Dios Hijo le ha dado, no lo compararán con ninguno que haya en otros libros.
Dios quiere que el hombre no niegue tanto que Dios habla al hombre.
No le pongas tantos obstáculos al que Dios Aquí lo traiga.
Dios lo trae para que tú aprendas de él, para que a ti te traiga también.
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Libro 7 - Investigaciones a La Verdad - Tomo I - Pag. 151-152
Aunque neguemos la Gloria y rechacemos la Enseñanza, Dios nos sigue esperando y continúa comunicándose.
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