En Sueño Profético decían:
Hay quien pide a Dios el Perdón para otro, sabiendo él que no está perdonado. Hay quien ve su pecado en otro, y en él lo ve virtud. Hay quien cree que él sí, pero aquél no. Éste es hombre con mando, pero sin Amor a Dios, hombre que manda a materia y quiere mandar a Dios.
Un día, estando parados con el Maestro, llegaron dos y le dijeron:
–Maestro, creemos que eres el Rey del Cielo, y que tu Reino lo tienes Allí, donde el hombre ya no tiene mando. Pero aquí en la Tierra no sabemos si tienes Poder para que un amigo nuestro se vaya perdonado, ya que ha hecho muchos pecados.
Pocas Palabras dijo el Maestro, pero en las pocas dijo todo. Ya se oyó al Maestro:
–Ve y di a tu amigo que venga, que las palabras que tú me estás diciendo para su Salvación no le hacen falta, por hacer tiempo que no peca y no deja de llamar a mi Padre. Él no ha venido en mi busca por creerse aún sucio de pecado. Pero tú pecas, Me buscas y no eres para pedirme el Perdón. Tu mando quiere que Yo, Dios y Hombre, te obedezca a lo que mi Padre en Mí tiene despreciado, y el porqué de mi bajar a la Tierra. Yo estoy en la Tierra por salvar al hombre del pecado.
Quedó el amigo con más llanto que este grande pecador, por servir el compañero a que Dios Hombre dijera Palabras que a él le daban sufrir, ya que era el Dios del Amor, y su grande sufrir era que el hombre pecara, y éste aún lo hacía.
Desperté, oí:
Este pecador, pecando busca al Maestro, para que diera el Perdón a uno que él lo tenía porque había pecado mucho.
Quería mandar en la Gloria y que el mismo Dios le sirviera.
Aquí te dan una Enseñanza de creer, amar y arrepentirse.
El amigo que pecó, siempre estaba diciendo: “Si yo no hubiera pecado tanto, voy a ofrecerme al Maestro”.
Para que Él me mandara donde nada fuera bueno, pero que yo le sirviera como Santiago o Pedro.
Cuando me refiere el trabajo que van haciendo, entonces me da una pena, que siento ahogo en silencio.
El que estaba aún pecando, él se veía un hombre bueno.
El veía los pecados en el que hacía lo que él, aunque lo hubiera dejado.
Dios conoce al que pecó y al que aún sigue pecando, y el Perdón lo recibió el que ya no esta pecando.
Pide a Dios el Perdón cuando ya no hagas pecados, porque con pecado y Perdón, te quedas avergonzado.
Te quedas avergonzado y no sabes de este Dios.
Porque el mando del hombre es separación de Dios, cuando con Amor no mande.
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Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 214-215-216
Antes de quitar la paja en el ojo ajeno, conviene buscar la viga en el propio.
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