En Sueño Profético decían:
Al que Dios elige para enseñar, es en espíritu y carne. Tienen que desistir que es después de este mundo material.
En la vida espiritual ya no manda la carne, y la palabra del hombre ya no tiene fuerza ninguna; ya el espíritu es mandado por Dios, y aquí el hombre no puede hacer nada.
Su postura es sacar el máximo fruto de la Palabra Viva de Dios.
El Mensaje hay que escucharlo y oírlo. Al que Dios le habla, no puede callar. Sería más fácil vivir ocultando la respiración, que callando la Revelación.
Creer en el Profeta es hacer lo que a él le dicen. Al que Dios le habla se le nota al conversar. Éste tiene temple, firmeza y valentía. Estos tres dones son mandados por el Padre y comunicados por el Espíritu Santo.
Firmeza es seguridad de aquello que se habla o se hace. Y valentía es lo que hizo el Hijo: entregarse a que le dieran Muerte de Cruz.
Desperté, oí:
El sufrimiento del Profeta es recibido a cargas.
Pero por ser Profeta, reparte la Paz y alegría a toneladas.
Al que Dios le habla y calla, a éste, Dios no le habla.
La Palabra de Dios tiene tanta Fuerza, que secaría los mares y temblarían las montañas a su obediencia.
¿Y cómo si Él da un Mensaje, el hombre quiere callarlo? Esto, jamás puede ser.
Dios Padre ordena, y Dios Hijo manda.
***
Libro 4 - Te Habla El Profeta - Tomo I - Pag. 54
El Padre ordena, el Hijo manda y el Espíritu Santo otorga los dones.La Comunicación con Dios deja su Sello.
ResponderEliminar