En Sueño Profético contaban varios casos ocurridos en la Vida de Dios Hombre.
Uno dijo:
Estando un día el Maestro hablando con Amor a un hombre, llegó otro y dijo:
–Maestro, ese que Tú bien tratas, ayer te ofendió, y hoy quiere hacer de que te ama.
Estas Palabras fueron contestadas por Dios Hombre:
–Yo sé que ayer me ofendió, y sé que hoy me ama. Si no me amara y quisiera hacer como que me ama, Yo no lo hubiera tratado con Amor, porque él no me amaba, y me engañaba a Mí, y Yo a mi Padre, y ya no era el hombre y Dios, sería el hombre con el hombre. Mejor hubiera sido que tú me hubieras ofendido, y después me hubieras buscado, porque así no te puedo dar Amor.
Quedó éste, con cara de sorpresa; y el otro, con cara de Alegría Divina. Siguieron caminando y esto yo presencié:
Había una mujer vendiendo en un capacho unas verduras, que poco jornal sacaría de él, y con las manos verdosas de allí coger y poner, fue ver al Maestro, y sin poderse detener, le quiso coger las Manos, y después besar sus Pies. Más pronto, dos se acercaron y quisieron hacerle comprender que primero estuviera limpia y luego buscara a Él.
Otra escena aquí se vio, que el Maestro se dejo ver:
–No es esta la suciedad que aparta al hombre de Dios. Esta suciedad da limpieza de espíritu, que tapará las manchas del trabajo. La que tú ves limpia, puede que no suelten este resplandor sus manos y su frente.
Desperté, oí:
El Amor a Dios, quiso Dios que todos vieran.
Todos vieron sus manos con iluminación, y también su frente.
A éstos, tampoco les podía dar Amor.
Dios, al que dejaba que a Él se acercara, y Él le daba Amor, era porque sabía que era de su Rebaño.
El cordero que no quería volver al Rebaño, Dios lo conocía.
El hombre veía que Dios daba Amor al que lo insultó, y a la que suciedad el hombre le veía.
Pero el hombre no veía lo que veía Dios. Dios veía arrepentimiento, y no veía caridad.
No des consejos a Dios, que Dios te puede apartar.
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Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 88-89-90
Sólo Dios conoce el arrepentimiento y la limpieza de espíritu.Quien se atreve a juzgar al prójimo se juzga y se condena a sí mismo.
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