miércoles, 29 de mayo de 2013

El Elegido no puede tener fracaso

En Sueño Profético hablaban del “fracaso” del Elegido por Dios. Hablaban varios y mucho repetían estas palabras:

“Yo, con el Espíritu de Dios, llevé tal o cual Mensaje”. Decían el Mensaje, que ahora no me dictan.

Decían:

El Elegido no puede tener fracaso, porque Dios da el Mensaje y Dios da respuesta. Las preguntas las deja en Libertad. Dios deja Libertad hasta en la acción del que oye el Mensaje. Pero Dios continúa sus Mensajes y arrobando al Elegido. Dios continúa su Enseñanza Aquí en su Gloria. Estas Enseñanzas son sorprendentes en el culto y en el rudo, esto Aquí en la Gloria. Ahí, el rudo, el analfabeto –palabra dicha por el hombre, mayoría de veces dicha con desprecio–, en éste es más sorprendente esta Sabiduría.

En este espíritu, Dios pone su Universidad para clasificar a los espíritus suyos una vez ya enseñados.

Dios, Saber sin enseñanza del hombre. Dios, queriendo enseñar al hombre a cuidar lo Eterno. Dios, queriendo ser amigo del hombre. Dios, que coge al humilde porque a Él más busca. Dios, que fue a vivir con el hombre para que el hombre conociera a Dios, para que el hombre viera Humildad saliendo de Dios, para que todos los hombres se amen como Él amó.

Desperté, oí:

El que no amó ni creyó que era Dios, cuando Lo vio en la Cruz, pensó: “Si es Dios no tiene este fracaso”.

Esto se lo hizo ver los demonios de Luzbel.

El que sabía era Dios, esperaba ver en alguien la Oración que Él dejó:

“Dejad que vaya al Padre, y vendrá mi Espíritu”.

Sabían que su Voz no dejarían de oírla. Sabían que dejarse el mismo Dios matar su Carne, no era fracaso, era dejarlos pensando en el pecado.

Era dejarlos con la imagen que los fariseos querían tener oculta.

Era descubrir a los hipócritas, era dejarlos pensando:

“¿Por qué Lo hemos matado?”


***


Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 265-266

1 comentario:

  1. Nuestro concepto de fracaso no puede aplicarse a lo Divino porque el Todopoderoso no puede fracasar. Debemos confiar como lo hizo la Virgen.

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