En Sueño Profético oía y no comprendía. Oía hablar, pero sin comprender. Era ver con visión desconocida, que si no explican, no enseñas. Era oír, por estar oídos sanos, porque Dios los dejaba oír.
Dios trae Aquí, a su Gloria, el espíritu, estando el espíritu delante de las Palabras que Dios manda que tengan sonido; unas veces recoge la inteligencia, y otras queda sin recoger nada, por ir ya las Palabras con el Mando de la Obediencia.
Dijo uno:
Por eso hay Arrobos que ve y oye el espíritu lo que tiene que transmitir a la materia; y otras veces ve mucho, oye mucho y no puede decir ni explicar, porque la Visión y las Palabras llevan Mando para que queden sólo en Gloria.
Grande negación pone el hombre a estas Enseñanzas, que esta negación es por no pensar que es Dios, que es Gloria, que es Eternidad, que es Espíritu sin materia.
¿Quién puede dar vida si no es Dios? ¿Quién dice: “yo te doy Vida Eterna”? ¿Quién puede tenerte Vivo al que ahí muerto quedó? Si esto lo pensara el hombre, no desmentía y sí preguntaba por saber lo que Dios hace en su Gloria. Estos Arrobos son expectación sin transmitir, por no poder recordar Palabras ni Visión.
Desperté, oí:
¡Qué quisiera este espíritu,
que poder explicar
todo lo oído sin materia en esta Gloria!
Pero el espíritu queda
sin poder, sin ligereza y sin mando.
Hasta que Dios no da el Mensaje,
para que el mismo Arrobado,
él, ya después, con materia,
explica firmeza del Mando.
Que después de lo que dictan,
ya va el Dueño comprobando.
Aquí, si le hacen la contra,
no calla, porque al callarlo
ya no es Dictado de Dios,
es duda, que tú has dudado.
Es duda de una cabeza
que actúa sin igualar
a lo escrito ya dictado.
Aquí se ve la firmeza
de unos grandiosos Dictados.
Dichos con tal majestad,
sin poder hombre igualarlos.
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Libro 11 - Te Habla el Profeta - Tomo II - Pág. 64-65-66
Los Mensajes no proceden de Anita. Si Dios no dicta, no sabe transmitir lo que ve y oye.
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