En Sueño Profético hablaban de la Libertad que Dios le deja al hombre, y del Permitir.
En cambio, al Elegido, le pesa y le mide palabra y acción, por ir de Él para enseñar. La Libertad la tuvo antes de ser Elegido. Y si hubo desprecio, Dios la retira, y ya es adoración al Mando y obediencia, con frialdad al que el Mando no cumple. Si así no ocurriera, era mando del hombre, pero no de Dios.
Dijo uno:
El Mando de Dios es sencillo cumplirlo cuando ames a Dios. Porque Dios, todo lo que manda lo puede hacer el hombre, si en Él cree y Lo ama. Dios nunca te mandará más carga de la que tú puedas llevar. Lo que tienes es que aprender a llevarla, y si amas, el Amor te ayuda a llevarla.
No hay ninguna madre que ame al hijo, y porque pese, si aún no anda, lo dejé en el suelo y sin él se vaya. Ya le dirá el amor al hijo: “¿Cómo no notar peso entre abrazo, grito y besos?”. Esto es saber llevar la carga. ¿Has pensado, sin amor, tener que llevarlo en brazos? ¡El abrazo y los besos convertías en malos tratos!
Desperté, oí:
¡Qué comparacion te ponen!:
carga con Amor, poco peso sientes.
Es comparación sencilla,
que aunque no seas madre, entiendes.
Es la Enseñanza perfecta,
que Aquí sirve cuando mueres.
En cambio, saber del cuerpo,
a espíritu no le hace falta,
porque entierras con el cuerpo.
Si el hombre pensara esto,
se valoraba el espíritu
y desvaloraba el cuerpo.
No hay cuerpo que quede vivo
por saber o por talento.
Como no existe edificio
que esté hecho sin cimientos.
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Libro 17 - Investigaciones a La Verdad - Tomo II - Pág. 197-198-199
Si pusiéramos Amor en todo lo que hacemos, aligeraríamos la carga y multiplicaríamos el Amor.
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