En Sueño Profético hablaban el deseo de amar a Dios y de la indiferencia dando desprecio.
El deseo era fuente poniendo grandes ejemplos, que por muchos que ponía, más le decía este Cielo. El deseo así empezó, poniendo éste, grandes ejemplos:
Hay quien tiene buen oído y no oye las campanas, y luego se queda sordo y quiere oír el silbido de la flauta ya alejada.
El deseo siempre pasa por encima de los obstáculos que pone la indiferencia. La indiferencia te hará que te vean que eres malo, y por malo acabarás, porque no puede ser bueno el que a Dios indiferencia Le da.
Luego, muchos de éstos querrán saber y preguntar, y quedarán enrojecidos al oír el contestar del que siempre al Comunicante ha seguido. Porque el deseo de amar, buscaba a los Elegidos para oír y preguntar de este Reino prometido; para poderte enseñar del Lenguaje del espíritu, sin palabras y sin imagen.
Desperté, oí:
¡Cuántos querrán oír
las Palabras que Aquí han sido
dichas al Instrumento,
cuando por Mando de Dios
les tenga que dar desprecio!
¡Hombres que viven la vida
porque Dios el “No” se guarda!
¡Hombres que teniendo cerca
el remedio para el alma,
no lo quieren y lo desprecian!
Es que les falta el deseo
de saber y amar
a todo lo del espíritu.
Debía el hombre volar,
con las alas del espíritu,
cuando se entera que Dios
tiene algún Elegido.
¡Hombres que se hacen
esclavos del traje
y abandonan el cuerpo!
¡Hombres esclavos de la materia
y olvidados de lo Eterno!
¡Que no merecen que Dios
mande la Enseñanza desde Cielo!
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Libro 17 - Investigaciones a La Verdad - Tomo II - Pág. 80-81
Si falta el deseo falta la vida.Dios nos desea pero no obliga.
ResponderEliminarLas cosas materiales nos roba tiempo para que no deseemos estar con Dios.
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