En Sueño Profético decían:
Si el hombre pensara lo que es Dios, acudía a donde se enterara de que había algo sobrenatural. Y las preguntas las haría con miedo. Y al comprobar la verdad, ponía las rodillas en el suelo y su mirada en el Cielo. No podría mirar sin mandar arrepentimiento.
¡Esto sería querer el hombre saber del Cielo!
¿Cómo puede el hombre decir: “Yo a Dios quiero; y me llama una y más veces, y yo su Llamada desprecio; y en vez de ofrecer mi ayuda al que coge de Instrumento, no pregunto qué camino quiere Dios que el hombre coja en estos tiempos”?
Tiempos de grande cosecha para el crimen y el pecado, que el abono va en decir que nada es malo.
Dijo uno:
Esta palabra, dicha en hombres conocidos por doctores de talento, hacen un daño gigante y cunden al universo que los tiempos están cambiados con la palabra “progreso”.
Esto es el gran abono que el hombre echa a estos tiempos.
Desperté, oí:
¡Si el hombre pensara
la responsabilidad que tiene
el que puede certificar:
“esto es pecado y esto no”!
¡Esto no tiene tiempos
como el número del reloj!
Si los tiempos están cambiados,
quita el 8
y pon el 2 detrás del 7.
Y coge un jarro de veneno
y dáselo al que más quieres.
Y cuando llegue la muerte
a un ser que mucho quieras,
que no salga de tu casa.
Es tuyo y con él te quedas.
Doctores y cirujanos,
que hagan que el hombre dé el hijo
como lo da la mujer madre.
Que el niño se deje solo,
sin hablarle y sin ponerlo
en el suelo para que ande.
¿Cree el hombre,
que andaría y hablaría
si estuviera en un sitio
sin faltarle el alimento,
pero incomunicado?
¿Por qué el grande progreso
no empieza esto enseñando?
Se quitarían ruidos,
sufrimientos y trabajos.
¡Pero esto es imposible,
y hay que vivir
como Dios tiene mandado!
***
Libro 18 - Dios No Quiere, Permite - Tomo III - Pág. 175-176-177
El primer pecado del hombre fue querer ser como Dios. Hoy seguimos pretendiendo enmendarle la plana, abusando de la Libertad que nos deja.
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