miércoles, 18 de diciembre de 2013

Ha pasado el tiempo de tanto limosnear

En Sueño Profético decían:

Donde estés presente manda con este Mando que las palabras y respuestas sean tuyas.

Si los Mensajes no son tuyos, ¿cómo Dios te va a dejar sin respuesta?

Tu mando –que no es tuyo– sea tajante dando aquí respuesta. Pues tu contestar ya lleva la Fuerza para que te sigan. Y si no siguieran, no quitan pensar: “Esto no es de la Tierra”.

Dijo uno:

El “sí” de un catedrático vale más que el “sí” de un profesor. El “sí” de un arquitecto vale más que el “sí” del que está escarbando haciendo los cimientos.

¿Qué concepto sacaría uno que viera al enfermo poniéndole razones al cirujano de cómo tenía que hacer la operación, y el médico diciendo: “¡menos mal que me está orientando!”? Todas estas comparaciones, en público.

Pues haz un pensar ligero de un espíritu que Dios saca del cuerpo, lo lleva a la Gloria para que vaya esta Enseñanza al hombre, y digan: “Dios dijo y dice. Este “dice” puede traer a muchos a la Gloria”.

Para esto elige Dios, para que el hombre no sepa sólo de lo que dijo Dios.

Que el hombre compare: Dios dijo y Dios está diciendo. Y no cabe duda que este “diciendo” confirma que Dios es Vivo y que para Dios no hay tiempos pasados, porque Dios es presente.

Desperté, oí:

Querer desmentir esto
es no estar seguro de que Dios vive.

Querer ahondar aquí
es desconocer Teología.

Dios te da Iluminación
de cómo tienes que actuar.

Habrá actuaciones largas,
que tú más quisieras alargar.

En cambio, en otras actuaciones,
el empiezo es acabar.

Esto, ya Dios te ilumina.

Lo que sí te notarán
es que tu actuación no es lo mismo,
de tiempos pasados
a este momento actual.

Es niño que coges en brazos
y presentándolo vas.

Luego, cuando el niño crece
y los 20 pasa ya,
el que no quiso acunarlo,
¿cómo en brazos lo va ya a llevar?

¡Ya coge otro camino!

Esto, ha pasado el tiempo
de tanto limosnear
para que cojan
este Premio Divino.


***


Libro 20 - La Palabra del Creador - Tomo II - Pag. 23-24-25

1 comentario:

  1. Desde que la Virgen encinta buscó posada hasta hoy, Dios sigue sufriendo nuestro rechazo. No pide nada porque nada somos,sino que nos ofrece lo que más ansiamos: felicidad eterna.

    ResponderEliminar