En Sueño Profético se oían estas Palabras de Dios Hijo:
“El que dude de estas Palabras, dichas Aquí en mi Reino, no cree en mi Existencia”.
“Mis Palabras llevan Fuerza, que es Vida Eterna”.
“El cordero se acercará a ellas. El lobo, si se acerca, devora, y mi Padre lo aparta, dejándolo vivir de lobo hasta que en la Tierra deje, con mi Mando, el cuerpo”.
“El que no Me vea en estas Palabras, no Me ve en mi Reino”.
“Mi Reino no es de este mundo, donde el hombre, nada quiere de mi Reino. El que lo quiere Me sigue con su cruz y el sufrimiento”.
“Que esto fue dicho por mi Padre en Mí, cuando Yo bajé a la Tierra del Cielo”.
Desperté, oí:
No podría describir,
un hombre listo y bueno,
al despertar,
lo que había sentido su cuerpo.
Describir muerte no podía,
porque nunca estuvo muerto.
“Yo estoy vivo.
Y ¿cómo ha sido
oír esta Voz del Cielo?
Ni estoy loco, ni estoy muerto.
Pero ¿cómo cundir esto?”.
Esto sería el pensar
de un listo, culto y bueno,
que lo quisiera inventar.
Dios manda Poder al espíritu que estuvo arrobado y le dictan espíritus de su Gloria.
Quedando el Arrobo de Enseñanza para el que crea en la Existencia de Dios Vivo.
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Libro 20 - La Palabra del Creador - Tomo II - Pág. 33-34-35
Dudar del Poder de Dios Vivo es no creer. Si sólo aceptamos al Dios que no se manifiesta, y al que además pedimos cuentas por no intervenir en el mundo, estamos perdiéndonos lo mejor de nuestra condición de hijos de Dios.
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