En Sueño Profético decían:
Amar a Dios sin seguirlo,
es amor con falta de Amor.
Y amarlo y seguirlo,
guárdate la explicación,
que el Amor ya está hablando,
aunque no oigan tu voz.
Este Amor tiene que estar
siempre haciendo guardia al Cielo,
y aquello que sea de Dios,
has de cumplir lo primero.
Dijo uno:
Con ese rebaño ahí en la Tierra,
¡cuánto sufre Aquí el Pastor
cuando una oveja se aleja!
Sufre, porque no es Pastor
que grita ni tira piedras.
Sufre, porque no quisiera
que ninguna se perdiera.
Y sufre, porque no quiere
que su Mando el hombre haga
como dictador que dicta,
que si no cumple su mando,
lo encarcela o lo mata.
El buen pastor avisa al rebaño,
y tira la piedra sin que haga daño.
Ya, si tú te vas,
tú te haces el daño,
y vivirás con esta estampa
el día que te llegue la hora
de abandonar la Tierra:
“Yo dejé el rebaño,
y ahora estoy sin Pastor,
sin Gloria y condenado”.
Desperté, oí:
Si amas,
no puedes amar sin seguir.
Si amas,
al Mando te sale el sí,
y si no oyeras Mando,
ya no podrías vivir.
Ésta es la diferencia
que tú puedes valorar,
para pensar:
“yo no amo,
y a mí me falta el amar”.
El que el Mando de Dios coja dirá:
Señor, quiero estar en tu rebaño
y no me quiero apartar.
El día que no me mandes,
estaré muerto,
aunque me vean andar,
porque tu Mando es Vida,
y en tu Mando
ya me das Eternidad.
***
Libro 25 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo III - C2
Con tantos millones de almas que somos y con tantos millones de millones que han habido y habrá, ninguna queda fuera del Amor de Dios que nos cuida y nos espera
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