En Sueño Profético decían:
Las cosas de Dios son sencillas, y cuando llegan al hombre, el hombre las transforma, por falta de Cultura Divina. Las cosas de Dios son sencillas y más las comprende el que más a Dios sigue, pero que sea un seguir como sembrador que siembra y no deja lo que siembra hasta coger recolección.
Dijo uno:
Que piense el hombre: si el sembrador no se ocupara más de la siembra hasta que le llegara la recolección, y no viera la tierra ni apareciera por la tierra que sembró, hasta llegar la cosecha…(?) Pues esto quiere hacer el hombre, y lo hace con la Palabra de Dios. La oye poco y menos la practica, y luego quiere coger buena y abundante recolección. Las cosas de Dios son sembrar semilla de Dios –que son sus Palabras– y no dejar de ir a verla, porque esta siembra te llama para después darte la recolección que tú sembraste, para que la repartas.
Desperté, oí:
Hay quien toma la Palabra de Dios en los ratos que le sobran.
Otros hacen una siembra, y ya jamás de la siembra se acuerdan. Y cuando ven la cosecha, sufren porque otro la recolección se lleva.
Las cosas de Dios tienes que sembrarlas y esperar con alegría el coger el fruto que a la tierra Dios le dio.
Si sembraste y te fuiste, no te interesaba Dios.
Ya, otros llegaron, sembraron y esperan recolección.
Hazte sembrador de Dios y recibe de rodillas la semilla que te dio.
Pero nunca te retires para que otro recoja la siembra que Dios te dio.
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Libro 29 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo IV - C3
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