En Sueño Profético hablaban del sufrimiento. Decían que había sufrimientos que si se pagaran con lágrimas, no podrían pagarse, porque faltarían lágrimas, del sufrir que era tan grande. Cuando en el sufrimiento más te acercas a Dios, ya el sufrimiento espera la respuesta de Dios.
Dijo uno:
Cierto que faltan lágrimas cuando llega un sufrimiento, que más quedan dentro que por fuera están viendo. Que son los sufrimientos que no son de cuerpo enfermo, que son los que se esconden por no oír palabras que los agranden. Porque para comprenderlos, primero tienes que amar a Dios y ofrecerte para que te mande en lo que tú puedas hacer para el sufrimiento quitarles, pero se ofrecen más a curar la carne que al sufrir ayudarle.
Desperté, oí:
Sufrimiento grande agota lágrimas,
porque las derramó
cuando no lo vio nadie.
En cambio, en el sufrimiento por el cuerpo,
hay veces que encuentras
quien te acompañe.
Y ves sacar el pañuelo
cuando el tuyo tú sacaste.
Y cunden el sufrimiento
y se ofrecen a Dios para curarlo.
En cambio,
en los sufrimientos de espíritu,
sólo a Dios puedes llamarlo.
Que si esta llamada
es con espera y Amor,
Él te manda el milagro.
Y ya cunden sufrimiento premiado.
***
Libro 31 - Te Habla el Profeta - Tomo IV - C7
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