En Sueño Profético hablaban de hacer el bien y querer que más lo hagan; de practicar la Caridad y enseñar a practicarla; de que la palabra “bueno” no se la ponga aquel que a Dios no ama. Que el bueno lejos de Dios es bueno para las leyes que mandan, pero no es bueno para el Cielo, y ya, ni sirve a Dios, ni Dios le manda.
Dijo uno con el Mando de Dios:
El hombre utiliza la palabra “bueno” para la mayoría de personas u objetos que van en contra de Dios.
Hombre bueno sin poner a Dios delante ni defenderlo, ya estás ofendiendo a Dios si le llamas hombre bueno.
Lo bueno tiene que ser hacer lo que Dios Hombre hizo cuando vivió de Hombre, y dejó escrito con el nombre de Evangelio. Que Evangelio es su Palabra al alcance de todo el que quiera vivirla. Que si la vives con Amor y la cundes con tus hechos, ya te va el nombre de “bueno”, aunque para los buenos del hombre no seas tan bueno.
Desperté, oí:
Cumple el Mando de Dios,
y ya te sobran
muchos mandos que da el hombre.
Haz el bien pensando en Dios,
y tú verás que Dios responde.
Si eres bueno de Dios,
te están sobrando las leyes
para que no mates ni robes.
Para que no te hagas dueño
de lo que dueño no eres.
Para que respetes recato
donde recato se encuentre.
El bueno de Dios
es insignia transparente.
Que va dentro de tu cuerpo
y la ve todo el que quiere.
Búscale otra palabra
al bueno que a Dios no quiere.
Porque la palabra bueno
es de Dios de donde viene.
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Libro 29 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo IV - C3
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