Quedé dormida pensando: ¡Yo no voy a mandar a nadie más! ¡Que cada uno viva como quiera!
En Sueño Profético decían:
Tú no mandas, tú obedeces el Mando que tu vivir a Dios pidió.
Que este Mando, no es sólo Mando, es Mando con Enseñanza. Unas veces es dicho de Palabras, y otras es al sentir, que ya sobran las palabras y practicas el sentir.
Hay Mandos que son sólo Mandos sin Enseñanza. Pero este Mando, enseña a practicar lo que viene Aquí y lo que queda ahí.
Dijo uno:
Este Mando, si lo sigues, ves Pastor de Dios, que lucha por poner cada día el rebaño mayor.
¡Es de pena para el Cielo y de vergüenza en la Tierra, que tenga que estar este Mando entre tanta indiferencia!
¿Qué puede decir a Dios, el día que su cuerpo muera, el que representa a Él con sus Palabras en la Tierra?
¿Quién podrá decir, que viva en este lugar, que este Caso no conoce?
Si esta respuesta da, mal representación hace, por que no acude, y si no acude, no es Representante de Dios, es una profesión que él eligió.
Y seglar creyendo el Evangelio, no puede tenerle a Dios reservas y no entregarse al Mando que hoy Dios da.
Desperté, oí:
Compara: si crees en el pasado, tienes que creer en el presente, si ves Palabra de Dios.
Esto, silencio no tiene.
El que le ponga silencio, ya no es de Dios.
Dios bajó a la Tierra y mandó que sus Palabras fueran publicadas donde hubiera suelo y hombres.
Los que esto recibían, tenían que no guardar silencio.
Iban mandando el Mando que recibían.
Pero ellos, no mandaban.
El que mandaba, sin recibir su Mando, El Maestro no lo tenía, porque podía ir haciendo daño.
El que diga “Dios me ha dado Mando”, tiene que tener de Dios el poder justificarlo.
Que aquí no cabe la duda, por los 29 años.
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Libro 28 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo V - C4
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