jueves, 22 de noviembre de 2018

Tienes que querer a Dios más que aquello que quieras

En Sueño Profético decían:

Si tú no quieres a Dios, tú no quieres a nadie. Si tú no quieres a Dios, poco bueno puede, el que te siga, copiarte. Y poco te dirá el Prójimo, y pasarás por el caído poniendo en tu mente o en tu lengua el letrero de: “porque hizo el mal, por mí que quede en el suelo”. Este pensar y acción es de no querer a Dios.

Dijo uno:

Yo oí muchas palabras a Mónica de Agustín cuando le hacían preguntas el que amaba a Dios y el que no Lo amaba, y jamás dio contestación que no fuera gran enseñanza.

Un día estaba llorando, de rodillas, ante un altar que estaba la imagen de Dios, y cuando ya terminó de rogar o de hacer oración, estas palabras eran de ella: “Rogad o haced oración”.

Decían, que el rogar te llevaba a la oración. El rogar era pedir, y la oración era dar gracias por achicar o quitar sufrir. Ella no podía oír a las madres poner a sus hijos antes que a Dios. Pronto oían en ella:

“No dejes que salgan esas palabras de tu boca. Si a tu hijo quieres más, el día que enferme, ¿cómo vas a llamar a Dios? Piensa que si tú quieres a tu hijo, Él lo quiere mucho más. Y si de Él te retiras, ¿cómo Lo vas a llamar el día que nadie pueda quitarle la enfermedad?

Desperté, oí:

Si todos quisieran amar a Dios,
Dios a todos enseñaría.

Si sabes que de Dios sale el Poder
para esa vida y para ésta,
cómo le vas a dar
a esa vida preferencia.

Tienes que querer a Dios
más que aquello que quieras.

Para decirle: “Señor,
Tú eres más Dueño que yo.
Hágase tu Voluntad
en el Cielo y en la Tierra”.

Tienes que querer a Dios
más que aquello que quieras,
porque el querer a Dios
da alegría
en la petición que tengas.

Oración o ruegos,
decía Mónica de Agustín,
es tener contacto en el Cielo.


***

Libro 31 - Te Habla el Profeta - Tomo IV - C2

1 comentario:

  1. Que buena madre era Santa Mónica,una Santa pero que bien grande
    Nunca se dio por vencida
    Porque sabía muy bien que Dios es Misericordia y que su hijo la alcanzaría
    Que la alcanzó por el amor tan grande que Santa Mónica le tenía a Dios

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