En Sueño Profético hablaban del Amor de Dios al hombre, y del hombre cómo contesta a Dios. Hablaban hombres que vivieron rodeados de oración, y en la oración se metieron. Éstos sí correspondieron al Amor que Dios le tiene al hombre. Eran hombres pecadores, que escandalizó su pecado a los buenos que a Dios no estaban amando, ni Lo amaban, ni sus Palabras cumplían, ni en el Prójimo a Dios buscaban. Eran hombres buenos para los hombres que peor eran para el Prójimo, pero no eran buenos para el Cielo.
Dijo uno:
Dios ama tanto, que su Amor supera al que hizo pecado y dijo:
Señor, tú eres mi Juez,
tu condena espero,
que será el Perdón,
aunque el Perdón,
pedirte, yo no me atrevo.
Si mi duda fuera agrandar el pecado,
mándame castigo del Cielo.
¡Cuántas veces miré al Cielo
y mi vista la quitaba
porque creía ofender
tan sólo con mi mirada!
Sentía la Misericordia de Dios,
que más me hacía que mirara.
Ya, el ¡Perdón Dios mío!,
me salía sin Palabras.
Desperté, oí:
Es el Amor de Dios al hombre,
tan grande, que si pecaste,
Él te hace que Lo busques.
Te hace que sientas Caridad
y que busques al que pecó,
y ya Él lo perdona.
Este es el trabajo
por el que más Premio
la Gloria manda.
Pero tienes que buscarlo
por Amor a Dios,
no por decir:
“Yo lo quité del pecado”.
Yo me vi en la oración
después de que pequé tanto,
y mi oración me servía
para apartar del pecado.
No quería decir mi nombre
porque creía retirarlos
de este camino de Dios.
Pero ya me conocían,
y Dios me mandaba Premio,
que conmigo se venían.
“¡Agustín, explícame
qué sientes para saber
que Dios el Perdón te manda!
¡Agustín, si tú lo ves bien,
no te sigo
hasta que esté perdonado!”.
Con esto que me decían,
cuando me quedaba sólo,
no sé si Dios venía a mi espíritu
o mi espíritu obedecía
y apartaba mi cuerpo
a la llamada que hacía.
Ya quedaba en un estado
de dos vidas que viven una.
AGUSTÍN DE MÓNICA
***
Libro 26 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo III - C1
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