En Sueño Profético decían las maneras que había de vivir con Paz y de hacer lo grande chico y lo chico grande; de darle entrada en tu espíritu a la Paz, o de cerrarle la puerta con tu forma de pensar.
Dijo uno:
La Paz es el primer alimento para el espíritu y para el cuerpo. La primera asignatura que debería puntualizar el maestro es: enseñar al niño que la Paz es estar Dios contigo; que donde no hay Paz, nada es bonito.
Que piensen en un buen juguete en las manos de un niño, con golpes y oyendo gritos, y él llorando. Ya tira el juguete hasta que el alboroto se ha calmado. Esto de niño. De hombre, hace la falta de Paz más daño, que es lo que pasa en el mundo.
Yo vivía de la enseñanza, y les enseñaba a los niños que tenían que conocer a los ladrones que les robaban la Paz; que sus contestaciones fueran pensadas y su acción de cariño; que así siempre los querría Dios, y no acamparían en ellos los ladrones de la Paz.
Desperté, oí:
Hay quien cree que a la Paz te la lleva la abundancia de bienes.
Yo era gran observador y veía sitios que tenía de sobra y no podía vivir yo.
En cambio, entraba en casas con las particiones hechas para el día y la semana, y más bien era estrechas estas particiones, pero la Paz no faltaba.
La avaricia de tener, tiene fuerza que te arrastra.
Del hambriento no se ha hablado, porque aquí no va la palabra Paz.
Va la falta de Prójimo por el que se dice cristiano.
Si esta palabra la llevara dentro de su cuerpo, sentiría Prójimo y no habría hambrientos.
La Paz y el Prójimo son hermanos.
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Libro 29 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo IV - C6
Cuando era yo chica y me quedaba con mis abuelos en el pueblo, vivíamos esa paz que no tiene compañero,qué unión más bonita y entrañable había entre los vecinos, como se socorrían unos a otros en lo que fuera,hasta para curar a los enfermos llamaban a mi abuela,allí todos éramos pobres pero la Paz se mascaba,si alguien llegaba pidiendo nunca se iba de vacío y mi abuela tan contenta,si no había dinero daba lo que tenía..ahora comprendo la Paz tan grande que allí se vivía!
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